La imagen de la Virgen María, una de las joyas de la imaginería que procesionan en nuestra semana mayor, se atribuye a la escuela de Mora y se data en torno al año 1770. Fue adquirida por el entonces capellán de la Ermita de San Juan de Letrán, José Navas Ruz. La imagen, cuya advocación primitiva fue la de “Nuestra Señora de los Dolores”, pudo pertenecer, según Antonio Padial, a algún oratorio o templo. Al fundarse la Cofradía, se cambió su nombre por el de “Nuestra Señora del Amor y del Trabajo”.
Tuvo sus orígenes en la “Hermandad Católica Ferroviaria”, y su fundación se remonta al año 1953. Esta hermandad se considera heredera de aquellas otras que, en el siglo XVIII, procesionaban el Domingo de Ramos con el rezo del Rosario. De hecho, hoy en día, es la única hermandad superviviente de las llamadas hermandades “gremiales” que tuvieron un gran peso devocional en su momento.
La hermandad procesionó por las calles de Granada bajo el nombre de “Jesús de las Eras y Nuestra Señora del Amor y del Trabajo”. El titular cristífero era el mismo que se refería al hablar de la Hermandad de la Concepción, el Nazareno de la Ermita de San Isidro.
La hermandad procesionó un Crucificado muerto bajo la advocación de “Buena Muerte”. Esta imagen, atribuida a Diego de Siloé, se encontraba en el Monasterio de Franciscanas clarisas de Nuestra Señora de la Encarnación.
La Cofradía del Barrio de San Lázaro dejó de procesionar.
En 1980 renace gracias a la iniciativa del Cuerpo de Costaleros de María Santísima de la Victoria, de la Hermandad de la Santa Cena.
La cofradía procesionó la imagen de un crucificado de la Iglesia del Sagrado Corazón, de la Compañía de Jesús, obra atribuida a Pablo de Loyzaga de comienzos del siglo pasado y que formó parte del cortejo ferroviario hasta 1983.
En los años 1984 y 1985, la imagen del Cristo llamado “Del Buen Amor”, obra de Domingo Sánchez Mesa para la Comunidad de Hermanitas de los Pobres, procesionó por las calles de Granada.
De 1986 a 1988, la Cofradía procesionó un crucificado de la Iglesia Parroquial de San Agustín.
Finalmente, en 1989, se encargó la hechura del Santísimo Cristo de la Buena Muerte a Antonio Díaz Fernández.
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