Semana Santa en Sevilla
Sevilla
De Interés Turístico Internacional
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La celebración de la Semana Santa en Sevilla es un evento de gran relevancia que honra los eventos de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. Desde el Domingo de Ramos hasta el Domingo de Resurrección, 60 cofradías marchan hacia la catedral de la ciudad, mientras que 14 cofradías y grupos parroquiales realizan procesiones en los días previos, el Viernes de Dolores y el Sábado de Pasión, sin hacer el recorrido hasta la catedral.
Más allá de su significado religioso, la Semana Santa de Sevilla es un acontecimiento sociocultural, turístico y económico de gran envergadura en la ciudad. Fue reconocida como de Interés Turístico Internacional en 1980. Es una de las principales celebraciones de la primavera en la ciudad, junto con la Feria de Abril.
El desfile procesional es el principal acto de culto externo de las cofradías, que también llevan a cabo otros actos de culto internos a sus titulares durante el año, como novenas, septenarios, quinarios, triduos y besamanos.
El Consejo General de Hermandades y Cofradías de Sevilla es la entidad responsable de la regulación de las procesiones de la Semana Santa, facilita los trámites y acuerdos con las instituciones oficiales y supervisa los horarios de paso por una ruta establecida en el centro de la ciudad, conocida como carrera oficial.
Historia
Durante la Edad Media, las cofradías ya eran una realidad, pero fue en el siglo XVI cuando las hermandades de pasión o penitencia se consolidaron como grupos que veneran y rinden homenaje a la pasión y muerte de Jesucristo a través de procesiones. En sus primeros días, estas cofradías de Sevilla realizaban actos de penitencia en iglesias o conventos cercanos a su templo. Sin embargo, en el sínodo de 1604, el cardenal Fernando Niño de Guevara estableció normas que sentaron las bases de la actual Semana Santa de Sevilla: las cofradías debían realizar la estación de penitencia a la catedral, las de Triana a la iglesia de Santa Ana, debían vestir túnicas sencillas de lienzo basto y se prohibía a las mujeres disciplinarse.
La Semana Santa de Sevilla sufrió una profunda crisis durante el siglo XVIII debido al declive económico y demográfico de la ciudad. En el siglo XIX, tuvo que enfrentar varios desafíos. Por un lado, la invasión francesa de 1808 a 1810. Entre 1820 y 1825, ninguna cofradía procesionó y hacia 1850, solo había cofradías en la calle el Jueves Santo y la madrugada y la tarde del Viernes Santo. La desamortización de Mendizábal de 1836 resultó en la pérdida o dispersión de muchos bienes eclesiásticos que estaban en los monasterios y el anticlericalismo de la Junta de la Revolución de 1868 resultó en el cierre de nueve conventos, once parroquias y la destrucción de cuarenta y nueve iglesias en la ciudad.
A finales del siglo XIX, durante el periodo de la restauración borbónica, las cofradías resurgieron en número y esplendor y comenzaron a ser consideradas un atractivo turístico para la ciudad y su economía. En la Semana Santa de 1870, once cofradías salieron en procesión.
Este resurgimiento estuvo influenciado por la llegada a Sevilla de María Luisa Fernanda de Borbón, hermana de la reina Isabel II, y su esposo, Antonio de Montpensier. Ellos impulsaron la Semana Santa (su influencia es muy visible, por ejemplo, en las cofradías Montserrat o La Lanzada), y en 1850 se creó la tradición del Santo Entierro Magno, con la participación de varios pasos y cofradías, que desde entonces se realiza sin una periodicidad fija.
Durante el siglo XX, en el periodo de la Segunda República, se vivió una etapa de conflictos sociales y políticos que afectaron la celebración de la Semana Santa. En 1932, las juntas de gobierno de las hermandades decidieron no realizar las procesiones. El alcalde de la época, José González Fernández de Labandera, consciente de la importancia de esta decisión, intentó en sus declaraciones promover la normalidad de las procesiones y garantizar su realización. La Hermandad de la Estrella fue la única que, en contra del acuerdo de las hermandades, realizó su procesión el Jueves Santo, durante la cual se produjeron varios incidentes violentos; el más serio fue protagonizado por un militante anarquista que disparó contra el paso de la virgen.
Esta decisión de no realizar las procesiones, tomada por las hermandades, se debió en parte al miedo a posibles ataques y en parte al uso de la suspensión como herramienta política contra las medidas del gobierno republicano en materia religiosa. En 1933 se repitió la decisión y ya en 1934, tras la victoria de la CEDA, 14 cofradías volvieron a salir de sus templos durante las festividades.
En 1965, el cardenal de la ciudad, Bueno Monreal, aprobó la realización de la misión general. Como resultado de esto, las cofradías de Sevilla llevaron algunas imágenes titulares a diferentes barrios alejados de la ciudad, y otras realizaron algunas procesiones extraordinarias.
En 1980, la celebración de la Semana Santa en Sevilla fue declarada Fiesta de Interés Turístico Internacional, junto con las de Valladolid, Zamora, Málaga y Cuenca. A finales del siglo XX, debido al aumento de cofradías, que pasaron de 57, se decidió que las nuevas no realizarían la carrera oficial, saliendo el Viernes de Dolores y el Sábado de Pasión por sus parroquias. Sin embargo, en 2007 se autorizó la salida de la Hermandad del Carmen el Miércoles Santo, en 2008 también se autorizó el Lunes Santo la Hermandad de San Pablo y en 2010 la Hermandad del Sol, en la tarde del Sábado Santo. En los años 2020 y 2021, las procesiones se cancelaron debido a la epidemia de COVID-19.
La cantidad de cofradías experimentó cambios significativos entre 1758 y 1990.
Durante el periodo de 1758 a 1808, la media anual de cofradías que salieron fue de 10,68 por año, con un mínimo en 1795 y 1787, cuando solo hubo dos y tres cofradías respectivamente. El año con más cofradías fue 1775, con 19 cofradías. En el periodo de 1809 a 1874, la media anual de cofradías que salieron fue de 8,54 por año, lo que representa una disminución de más de dos cofradías en comparación con el periodo anterior. Durante este periodo, hubo siete años en los que no salió ninguna hermandad. En 1875, el número de cofradías aumentó a 35 y continuó creciendo a lo largo del siglo XX, alcanzando las 40 en 1901, 50 en 1948 y 57 en 1990.
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