Semana Santa en Málaga
Málaga
De Interés Turístico Internacional
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La Semana Santa de Málaga es un evento significativo de naturaleza religiosa, social y cultural que se celebra anualmente en la ciudad de Málaga. Se realizan desfiles procesionales desde el Domingo de Ramos hasta el Viernes Santo, con el Sábado Santo como intervalo hasta el Domingo de Resurrección. Durante la Cuaresma y hasta el Sábado de Pasión, 5 Hermandades procesionan, además de numerosas asociaciones y grupos parroquiales. Fue reconocida como de Interés Turístico Internacional el 16 de febrero de 1980.
En Málaga, las sagradas imágenes son llevadas en lo que se denominan tronos, que, a diferencia de las semanas santas de otras ciudades españolas, son de dimensiones considerables y de gran interés cultural. Los tronos tienen diferencias notables con los pasos de otras ciudades: mientras que los últimos son llevados por costaleros sobre la cerviz, los primeros son cargados por hombres de trono, que meten su hombro debajo de los varales —piezas de metal o madera de varios metros de longitud que sobresalen del cajillo (estructura) del trono—; además, los tronos suelen ser, en su mayoría, de tamaño mayor que los pasos.
Al igual que en otras ciudades, en Málaga cada desfile procesional suele estar formado por dos tronos (Cristo y Virgen), y cada uno de ellos es acompañado por penitentes (nazarenos, que pueden llevar velas o enseres, como libros de reglas, faroles…) y promesas (personas que han prometido hacer penitencia a cambio de algún favor y van acompañando al trono detrás de la banda). Un rasgo característico de esta ciudad es la escolta de los cuerpos militares y de seguridad del Estado a los Sagrados Titulares que veneran, como la Brigada Paracaidista, la Legión, la Marina, los Regulares, los Infantes de Marina, la Policía Local o la Guardia Civil.
Además de la estación de penitencia, las hermandades y cofradías llevan a cabo otras actividades, dentro de los tres pilares sobre los que se basan: formación, culto y caridad. Las hermandades y cofradías realizan numerosas obras asistenciales en Málaga, como financiar comedores sociales, donar alimentos o atender a personas mayores y/o enfermas. Se realizan cultos internos a lo largo del año novenas, (quinarios, triduos…) en los cuales se suelen presentar a las imágenes a los bebés o niños pequeños y se entregan medallas con el sello heráldico de la corporación.
Existe una Agrupación de Cofradías, fundada en 1921, cuyos miembros son elegidos cada cuatro años por los hermanos mayores de las distintas hermandades y cofradías. Esta institución, independiente de cualquier gobierno, se encarga de la organización de la Semana Santa y de agilizar trámites y acuerdos con las instituciones oficiales y de todo lo relativo al recorrido oficial.
Historia: Orígenes
Después de que los Reyes Católicos conquistaran Málaga en 1487, se establecieron las primeras cofradías y hermandades, bajo el auspicio de las órdenes religiosas recién instauradas en la ciudad.
Ya en la primera mitad del siglo XVI, existían en Málaga al menos seis cofradías de Pasión: Vera-Cruz, Sangre, Ánimas de Ciegos, El Paso, Monte Calvario y Soledad; todas ellas asociadas a conventos. Con el Concilio de Trento y con el objetivo de contrarrestar el creciente protestantismo, la Iglesia promovió la creación de tallas y su exhibición en las calles. Esta medida impulsó decisivamente la consolidación de las corporaciones, cuyo principal objetivo no es sólo procesionar, sino también brindar ayuda a sus hermanos más necesitados y asistirlos en el momento de la muerte. La manifestación de la última voluntad de muchos cofrades suele ir acompañada de disposiciones específicas para que sean enterrados en la cripta de su hermandad. En muchos casos, no se limitan a cubrir los gastos y obligaciones de los entierros y sufragios, sino que dentro de muchas hermandades hay hermanos que tienen la obligación de asistir a los moribundos, de llevarles los sacramentos y de prepararlos para la muerte.
Historia: Escuela malagueña de imaginería
El estilo escultórico de Málaga fue configurado por una serie de imagineros que trabajaron en la ciudad en la segunda mitad del siglo XVII, alcanzando su apogeo en el siglo XVIII y continuando en menor medida en el siglo XIX.
Hasta mediados del siglo XVII, las obras y los modelos escultóricos de los autores de Granada y Sevilla de la escuela andaluza predominaban en la ciudad. Con la llegada del escultor Pedro de Mena a Málaga en 1658, se produjo una creciente homogeneización en las obras de los imagineros malagueños. Bajo la influencia de este y de José Micael Alfaro, nace el estilo malagueño que continuará en el siguiente siglo con Fernando Ortiz como principal exponente, que incluye influencias italianizantes de Juan Domingo Olivieri. También es importante destacar la obra de artistas como Francisco Gómez de Valdivieso y Salvador Gutiérrez de León, entre otros.
En el siglo XIX, el principal escultor malagueño es Antonio Gutiérrez de León, nieto del anterior, que continuó la línea de los autores del siglo anterior.
Con la llegada del siglo XX y a pesar de la existencia de escultores en la ciudad, la escuela malagueña decayó, siendo el representante más destacado Francisco Palma García, cuyos cánones ya estaban alejados de los establecidos por Mena y su círculo. En la segunda mitad del siglo aparecieron las figuras de Mario y Francisco Palma Burgos, ambos familiares del anteriormente citado, pero los encargos a escultores de Sevilla, Granada y Valencia proliferaron y el denominado estilo malagueño se desvaneció definitivamente.
Historia: Los sucesos de 1931 y 1936
En mayo de 1931, durante el primer mes de la Segunda República Española y en respuesta a las declaraciones del cardenal Segura y a la creación en Madrid del Círculo Monárquico, se produjeron actos de vandalismo contra los templos y conventos de varias ciudades, siendo particularmente intensos en Málaga. Durante dos noches, se atacaron edificios religiosos de la ciudad, incendiándolos junto con las obras de arte, enseres, bibliotecas y reliquias que contenían, incluyendo las imágenes propiedad de las corporaciones nazarenas.
Algunas tallas se salvaron al ser ocultadas durante los asaltos. De otras, sólo se pudo rescatar una parte, siendo reconstruidas más tarde; muchas otras se perdieron definitivamente. Algunos de los templos que sufrieron los incendios más graves fueron la iglesia de Santo Domingo, la Iglesia de San Felipe Neri y la iglesia de la Merced, esta última, con daños muy graves y parcialmente destruida, no se reconstruyó y fue derribada en la década de 1960.
Cuando las corporaciones comenzaron a restaurar su patrimonio en 1936, sufrieron otra oleada de actos vandálicos durante la Guerra Civil Española.
Después de los daños de 1931 y, en menor medida, de 1936, desde 1937 en adelante, se llevó a cabo un proceso gradual de reconstrucción patrimonial, para el cual las corporaciones recurrieron a varios autores, como los malagueños Francisco Palma Burgos, Pedro Pérez Hidalgo, Pedro Moreira y Adrián Risueño, los granadinos José Gabriel Martín Simón, José Navas Parejo y Nicolás Prados López, el sevillano Antonio Castillo Lastrucci, y el valenciano Pío Mollar Franch, quienes tallaron nuevas imágenes para reemplazar a las tristemente desaparecidas.
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