La Semana Santa de Almería es una manifestación de fe popular arraigada desde hace siglos en la capital almeriense. Sus orígenes se remontan a principios del siglo XVI, cuando se organizaba un Vía Crucis en la ciudad partiendo del Ayuntamiento, trasladado tras la construcción de la Catedral (1524) al nuevo templo. Desde entonces, la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo se ha representado con procesiones solemnes por las calles del centro histórico. En época contemporánea la celebración cuenta con unas 22 cofradías penitenciales y 4 de gloria; es una de las fiestas religiosas más importantes de Almería y fue declarada de Interés Turístico Nacional en 2019. Este reconocimiento refleja su peso cultural y social: se le considera “un tesoro del patrimonio cultural y religioso almeriense”, atrayendo visitantes por la riqueza artística de sus pasos (imágenes talladas en madera con bordados) y por la peculiaridad de su ambiente – íntimo, recogido y sin las enormes aglomeraciones que caracterizan a otras celebraciones españolas.

La Semana Santa almeriense está hoy organizada por la Agrupación de Hermandades y Cofradías de la ciudad. Tras décadas de repliegue (especialmente en los años 60-70), vivió un gran resurgir desde finales del siglo XX hasta alcanzar su esplendor actual. Las procesiones recorren la Carrera Oficial por el Paseo de Almería y la Plaza de la Catedral, pasos que se convierten en auténticas obras de arte ambulantes. La implicación de los almerienses es muy alta: cada cofradía prepara con esmero el paso, el exorno floral, la música y el cortejo, de modo que el público – creyente o laico – vive cada procesión con profunda devoción. En definitiva, la Semana Santa de Almería ejerce un importante papel religioso (reforzando la fe y el patrimonio cristiano local), social (movilizando voluntarios de todas las edades) y cultural (generando turismo, música sacra, exposiciones y publicaciones) que la convierte en piedra angular de la identidad ciudadana.