Inicio de la Semana Santa en Ávila con la fundación de la Hermandad "La Santa Vera-Cruz" en la noche del Jueves Santo. El propósito de la Hermandad era rendir culto público al misterio de la Pasión del Señor, haciendo penitencia y llevando en procesión la Santa Cruz y la imagen de Cristo Crucificado.

La Hermandad orientó su actividad hacia las cárceles y comenzó a acompañar a los reos condenados a la última pena en las veinticuatro horas previas a su ejecución. También se encargaron de recoger sus despojos para darles una sepultura cristiana.

La Hermandad buscó un lugar propio para sus actividades y consiguió un solar cercano a la Iglesia de San Vicente, lindante con su cementerio. En este lugar, construyeron un Humilladero para dar culto a la imagen de Cristo y servir como centro de reunión de los Hermanos.

La Ermita del Humilladero se convirtió en una capilla independiente, enclavada en la parroquia de San Vicente, pero con sus propios Capellanes que atendían al culto y asistían a la Hermandad.

Mayo, año desconocido: La Hermandad de la Santa Vera Cruz celebraba anualmente la fiesta de la Cruz, organizando la Procesión de Santa Elena en la que se rendía homenaje a la Cruz, transportándola hasta la Iglesia de San Francisco.

Fecha sin determinar: Apareció la necesidad de enriquecer el desfile procesional con nuevas imágenes que representaran diversas escenas de la Pasión, para acompañar a la imagen del Santísimo Cristo Crucificado.

Surgió un conflicto con la Cofradía de las Ánimas del Purgatorio, que también acompañaba y daba sepultura a los condenados a muerte. El Tribunal eclesiástico resolvió que ambas cofradías podían realizar estas obras de misericordia, con la condición de que la Hermandad de la Vera Cruz asistiera al reo en sus últimas horas y la Cofradía de las Ánimas le diera sepultura después de su muerte.

Los Hermanos encargaron una hermosa imagen para la nueva Capilla del Humilladero, donde recibiría culto y presidiría la Procesión del Jueves Santo.