Brasil
Brasil, un país vibrante y lleno de color, ofrece una experiencia única para aquellos que buscan profundizar en su fe y explorar la riqueza espiritual de sus santuarios y lugares sagrados. La Basílica de Nuestra Señora Aparecida, el santuario más grande del mundo dedicado a María, Madre de Dios, es el corazón palpitante de la devoción mariana en el país.
Cada año, millones de peregrinos de todo el mundo se congregan en este lugar sagrado, atraídos por la imagen milagrosa de la Virgen Aparecida, que ha tocado innumerables corazones y ha sido el centro de momentos históricos. La basílica no solo es un punto de encuentro para los fieles, sino también un sitio donde la historia y la espiritualidad se entrelazan, como lo demuestra la visita de tres Papas que han honrado este lugar con su presencia.
El Gran Jubileo del año 2017 marcó un momento especial en la historia de la basílica, conmemorando los 300 años de la aparición de la imagen de la Virgen. Este evento reunió a creyentes de todas partes para celebrar y recordar el impacto perdurable de la Virgen Aparecida, la patrona de Brasil, en la vida de la nación.
Pero la peregrinación en Brasil va más allá de Aparecida. El país alberga otros tesoros espirituales como el Cristo Redentor de Río de Janeiro, una de las nuevas siete maravillas del mundo, que extiende sus brazos sobre la ciudad en un gesto de paz y bienvenida. La Catedral Metropolitana de Río de Janeiro, con su arquitectura moderna y audaz, y la Iglesia Nuestra Señora de la Candelaria, con su rica historia y arte sacro, son paradas obligatorias para comprender la diversidad de expresiones de fe en Brasil.
El Monasterio de San Benito, otro hito en el itinerario religioso, ofrece una experiencia mística única con sus misas acompañadas de cantos gregorianos, un eco de la tradición monástica que resuena a través de los siglos.
El turismo religioso en Brasil es una invitación a sumergirse en una atmósfera de reflexión y conexión espiritual. Es una oportunidad para experimentar la hospitalidad y la alegría del pueblo brasileño, que se refleja en cada rincón de sus ciudades y en cada gesto de su gente.
Al final del día, los peregrinos pueden regresar a sus hoteles, llevando consigo no solo recuerdos, sino también una renovada sensación de paz y propósito. La noche libre ofrece la posibilidad de reflexionar sobre las experiencias del día o simplemente descansar y prepararse para continuar el viaje de descubrimiento espiritual al día siguiente.
Brasil espera a todos aquellos que buscan enriquecer su fe y explorar la belleza de la devoción en un país que celebra la vida y la espiritualidad con pasión y fervor.
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