Semana Santa
San José y el Renacer de la Devoción en la Parroquia de Nuestra Señora de los Dolores
El jueves pasado, 1 de febrero, marcó un emocionante regreso en la Parroquia de Nuestra Señora de los Dolores. La venerada imagen de San José volvió a su lugar de adoración después de una cuidadosa intervención en el taller del talentoso escultor Ángel Luis Tejera. Esta escultura de pasta de madera, realizada en los talleres de Olot, se remonta al primer tercio del siglo XX, destacando por su calidad artística dentro de las tallas seriadas de la época.
La retirada de la imagen del culto en octubre reveló un buen estado estructural de conservación, con pequeños daños en la peana y una película de suciedad acumulada por el paso del tiempo. La intervención principal consistió en una limpieza general, enfocada en San José y el Niño Jesús que sostiene en su brazo izquierdo. Además, se llevó a cabo una cuidadosa desinfección y tratamiento preventivo contra xilófagos, asegurando que las antiguas lesiones no representen una amenaza. La conclusión positiva de este proceso confirma que las tallas se encuentran en condiciones óptimas de conservación.
Durante la limpieza, se hizo un descubrimiento notable: la policromía original de San José se conserva de manera impecable. Sin embargo, el Niño Jesús reveló una capa de imprimación previa, lo que llevó a la realización de una nueva policromía acorde con el estilo original de la talla, basada en imágenes de características similares. Las demás policromías del conjunto escultórico fueron protegidas con barnices reversibles, garantizando su preservación a lo largo del tiempo.
Más allá de su valor material, San José posee un profundo significado sentimental para la Parroquia, siendo una de las dos únicas imágenes conservadas desde la antigua capilla de Nuestra Señora de los Dolores. Documentación fotográfica atestigua que su culto público en uno de los retablos de la parroquia supera ya las ocho décadas, convirtiéndose en un testigo vivo de la historia de la comunidad.
El segundo tesoro artístico que comparte esta travesía de restauración es la imagen del Inmaculado Corazón de María. A iniciativa del párroco D. Francisco Javier Brazo Delgado, esta figura también ha sido trasladada al taller de Ángel Luis Tejera, marcando un compromiso continuo con la preservación del patrimonio religioso y artístico.
Este renacer de las imágenes sagradas no solo representa una restauración física, sino también un renacer espiritual para la comunidad. La devoción arraigada en estas representaciones artísticas perdura a lo largo de generaciones, trascendiendo el mero valor material para convertirse en un lazo tangible con la historia y la fe de la Parroquia de Nuestra Señora de los Dolores.
Las fotografías, amablemente proporcionadas por N.H. Manuel Narváez Llorente, capturan la esencia de este proceso de renovación, preservando visualmente la conexión entre pasado y presente que estas veneradas imágenes encarnan. Este renacer es una invitación a reflexionar sobre la importancia de preservar nuestras raíces culturales y espirituales, asegurando que estas joyas artísticas continúen iluminando el camino de la comunidad por muchas décadas más.
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