Semana Santa 2025
La Cofradía de la Borriquilla apuesta por la conservación de su legado artístico.
Cada rincón de los pasos procesionales cuenta una historia, y mantenerlos en su máximo esplendor es un arte en sí mismo. Este año, la Cofradía de la Entrada de Jesús en Jerusalén y Nuestra Señora de la Paz ha vuelto a dar una lección de dedicación al patrimonio con el mantenimiento del dorado de su paso de misterio.
El pasado sábado, los miembros de la hermandad realizaron esta tarea esencial para garantizar que el brillo y los detalles del dorado sigan deslumbrando en la próxima estación de penitencia. Una vez más, confiaron en las manos expertas del reconocido dorador Abel Velarde, quien se ha convertido en una figura clave en estos trabajos en los últimos años.
Los pasos del mantenimiento: una tradición de precisión y cuidado
El mantenimiento de este año ha incluido diferentes etapas que aseguran que el paso procesional se mantenga en perfectas condiciones para enfrentar los rigores del tiempo y el uso. Entre las fases principales del proceso se encuentran:
- Limpieza meticulosa de las superficies para eliminar el polvo acumulado y los restos de cera de los candelabros, protegiéndolos de posibles daños.
- Restauración de desperfectos, como roces, manchas causadas por el contacto, pequeñas grietas y daños ocasionados por el movimiento natural de la madera y la acción de los adhesivos.
- Dorado al agua con oro fino de ley italiano, que restaura la riqueza ornamental y otorga nuevamente esa calidad inigualable que caracteriza al arte sacro.
- Bruñido con piedras de ágata, un paso final que realza el brillo y dota al dorado de un acabado digno de admiración.
Cada uno de estos detalles refleja el compromiso de la hermandad con el cuidado de su patrimonio. El trabajo de Abel Velarde es un testimonio de maestría en un oficio que combina tradición y técnica.
Una inversión en el futuro
La Junta de Gobierno de la Cofradía subraya que la conservación y el mantenimiento son fundamentales para preservar el legado de la Semana Santa. Cada año, destinan recursos para garantizar que los enseres procesionales, desde los pasos hasta los más pequeños detalles, sigan siendo un símbolo de la devoción y el arte de generaciones pasadas.
«El cuidado del patrimonio no es solo una obligación, sino un acto de amor hacia nuestra historia», destacan los responsables de la hermandad. Por eso, labores como esta no solo aseguran el esplendor inmediato, sino que también protegen las piezas para que sean admiradas por las generaciones venideras.
La colaboración con expertos como Abel Velarde demuestra que la excelencia en el mantenimiento no tiene atajos. «Su dedicación y esmero permiten que nuestro paso de misterio continúe siendo una de las joyas más emblemáticas de nuestra Semana Santa», afirman desde la hermandad.
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