Semana Santa en Viveiro
Lugo
De Interés Turístico Internacional
La Semana Santa en Vivero, conocida oficialmente como Semana Santa de Viveiro, es una festividad católica que se celebra en la ciudad española de Vivero, en la provincia de Lugo. Esta es una de las celebraciones religiosas más antiguas de Galicia, que se ha llevado a cabo anualmente y sin interrupciones desde el siglo XIII. Durante esta festividad, se conmemoran la pasión, muerte y resurrección de Jesús de Nazaret a través de diversos actos, celebraciones y procesiones organizadas por las cofradías. Además de su significado religioso, la Semana Santa de Vivero es también considerada un evento cultural, popular y turístico.
La Semana Santa de Vivero es uno de los principales atractivos turísticos de la ciudad, atrayendo cada año a miles de visitantes que se sienten atraídos por el carácter único de estas celebraciones. Como reflejo de su relevancia, la celebración de la Semana Santa de Vivero ha sido declarada de Interés Turístico Internacional, un reconocimiento que obtuvo en 2013. Esta Semana Santa se distingue por el gran valor artístico de sus imágenes y orfebrería, así como por su carácter generalmente sobrio y austero, que la hace más similar a la Semana Santa castellana, en comparación con ejemplos quizás más conocidos, como la Semana Santa andaluza.
Los eventos centrales de la Semana Santa de Vivero comienzan el Viernes de Dolores y su celebración se extiende durante más de una semana, concluyendo el Domingo de Resurrección. En ella participan un total de ocho Cofradías y Hermandades que forman la Junta de Cofradías, encargada de coordinar los diferentes actos y desfiles procesionales que representan la Pasión de Cristo.
Historia: los inicios
Las primeras alusiones a la celebración de la Semana Santa en Galicia se originan de un códice del siglo XI, descubierto por Gian Francesco Gamurrini en 1884, en la Biblioteca de la Cofradía de Santa María de Laicos en Arezzo, Italia.
Este códice, conocido como Itinerarium ad Loca Sancta o Itinerarium Egeriae, recopila las memorias de la peregrina gallega Egeria. Se sabe que visitó Tierra Santa entre los años 381 y 384. En estas memorias, describe las ceremonias y rituales que presenció en los templos y calles de Jerusalén, que según ella eran similares a los de Gallaecia. El historiador y miembro de la Real Academia Gallega, Juan Donapetry, sostiene que siendo Vivero una de las ciudades más antiguas de Galicia, ya contaba con celebraciones de Semana Santa, aunque no existen documentos que corroboren esta afirmación.
Las primeras referencias documentadas sobre la Semana Santa de Vivero datan del siglo XIII, con la fundación de sus cofradías más antiguas, entre los años 1214 y 1219. En el Convento de San Francisco, se establecieron las cofradías unidas de la Purísima Concepción y de la Vera Cruz, que comenzaron a realizar diversas actividades de la Semana Santa. Estas dos cofradías se encargaban de oficiar varios cultos, así como dos procesiones, una el Domingo de Ramos y otra el Jueves Santo. En este siglo, también se creó la Venerable Orden Tercera Franciscana, cuyo origen está ligado a la fundación del Convento, y fue constituida por laicos.
Más tarde, en el siglo XIV, surgió en el desaparecido Convento de Santo Domingo de la localidad la Cofradía de Nuestra Señora del Rosario o de los nobles. Este apodo se debe a que formaban parte de ella los principales linajes nobiliarios de la villa de Vivero. Esta hermandad celebraba las funciones del Domingo de Ramos, con una procesión alrededor de la iglesia. El Viernes Santo realizaban el descendimiento de Jesús de la cruz, así como la procesión del Santo Entierro.
Historia: del siglo XV al XVIII
Las cofradías de la Purísima Concepción y de la Vera Cruz alcanzaron su apogeo en los siglos XV y XVI. Sin embargo, durante la Contrarreforma, se llevaron a cabo varias acciones para limitar las representaciones públicas de la Semana Santa, con el objetivo de resistir la expansión del Protestantismo en Europa. La popularidad de estas representaciones entre los devotos llevó al Obispo de Mondoñedo, Fray Antonio de Guevara, a prohibir lo que él llamaba “representaciones” y “farsas del mundo”, dando su aprobación para la realización de la Procesión de la Vera Cruz.
Fray Antonio de Guevara expresó su preocupación por las “representaciones” en la siguiente declaración pero dando su aprobación para la Procesión de la Vera Cruz:
«Item nos consto por la dicha visita que muchas personas vagabundas se andan en el tiempo santo de la Quaresma y Semana Santa a hazer representaziones, a manera de farsas del mundo, de las quales se siguen muchos inconvenientes, es a saber: que dizen en ellas muchas cosas que no ai en los evangelios y, ansimismo, que hazen y causan muchas risas y placeres en los que lo oien y, ansimismo, dejan de oir misa maior los dias del domingo y fiestas, por concurrir a do aquellas representaziones se hazen, lo qual todo es, no en alabanza, sino en vituperio de Christo; por la presenta ordenamos y mandamos, so pena de excomunion y de dos mill maravedies, aplicados ut supra, que ninguno sea osado de hazer tales representaziones ni remembranzas en la iglesia ni fuera de la iglesia. Y, so la misma pena mandamos a todos los sudbitos de nuestra diócesis no las vaian a ver; y, so la misma pena, mandamos a todos los clérigos y rectores no lo consientan hazer; y si, contra su voluntad, se hiziere, eviten a todos por públicos excomulgados y lo denuncien luego a nuestro previsores. Y no queremos por esta constitución ni privar ni inhibir las cofradías ni la procesión de la santa Veracruz, como se suele hazer, sino que antes la confirmamos y aun, si para ello es necesario, de nuevo damos licencia.»
Fray Antonio de Guevara
No obstante, a lo largo del siglo XVII, las cofradías de la Purísima Concepción y de la Vera Cruz comenzaron a declinar, y a principios del siglo XVIII terminaron por desaparecer. El 6 de febrero de 1728, el padre guardián del Convento de San Francisco, Fray Francisco Bonilla, emitió un certificado para constatar dicha extinción. El entonces Obispo de Mondoñedo, Juan Muñoz Salcedo, firmó un decreto al mes siguiente, concediendo a la Venerable Orden Tercera Franciscana todos los bienes de dichas cofradías, con la obligación de cumplir con los actos y celebraciones que estas habían dejado.
Historia: siglo XIX
El comienzo del siglo XIX estuvo marcado por la ocupación de la península ibérica por Napoleón Bonaparte durante la Guerra de Independencia Española. La ciudad de Vivero no quedó exenta de esta invasión. En la mañana del 28 de enero de 1809, llegaron 74 “dragones” procedentes de Mondoñedo. El 2 de febrero de 1809, fueron reforzados por 400 voltigeurs, que ocuparon el Convento de San Francisco. Durante esta guerra, se produjo un hecho que la tradición popular ha recogido: el general Treni decidió mostrar misericordia y no fusilar a los devotos de un Ecce-Homo que se encontraba en dicho convento, cambiando la pena capital por el saqueo de la ciudad. Desde aquel hecho, a ese Ecce-Homo se le conoce como el “Ecce-Homo de los Franceses”, que sale en procesión el Domingo de Ramos.
Después de la guerra napoleónica, y en un siglo de enormes cambios en la historia de España como fue el siglo XIX, continuó la celebración de la Semana Santa. Sin embargo, esta no estuvo exenta de problemas, ya que se vio afectada por eventos como los procesos de Desamortización. En el año 1840, se demolió la Iglesia parroquial de Santiago, cuya parroquia se trasladaría a la Iglesia de San Francisco. En el año 1851, fue demolido el Convento de Santo Domingo, pasando la Cofradía del Rosario a la Capilla de los Dolores, situada en la iglesia parroquial de Santa María del Campo.
El esfuerzo significativo de la Tercera Orden Franciscana y de la Cofradía del Rosario por preservar estos actos permitió que la Semana Santa se siguiera celebrando hasta finales de siglo. Sin embargo, en la última década del siglo XIX, hubo una crisis importante, debido al litigio personal que existía entre el sacerdote de la parroquia de Santiago en San Francisco, Manuel Rouco, y el Hermano Ministro de la Venerable Orden Tercera Franciscana, Robustiano Iglesias. La disputa llevó a la suspensión de algunos cultos y procesiones de la Tercera Orden, o a que no se contara con el clero para los mismos.
Como se cita en el Semanario El Vivariense del año 1894:
«[…]Como haya unos cuatro años que no se celebra este marabilloso paso, que representa una escena grave, seria y conmovedora, la concurrencia de fieles, ávida de presenciarla, fue numerosa. Pero resultó deslucida en todas sus ceremonias. Solían desempeñarlas virtuosos sacerdotes; y este año, hacían sus veces gente lega, los hermanos discretos y sus adlátares, circunstancia que desvirtuó por completo la verdadera representación del acto religioso, dándole el carácter de una pantomima cívica.[…]»
No obstante, durante esta época se conservaron los actos y procesiones que organizaba la Cofradía del Rosario. El litigio nunca llegó a resolverse de manera pacífica, y solo terminó tras el fallecimiento del párroco, en el año 1897. Sin embargo, ante los sucesos ocurridos, Robustiano Iglesias sería destituido de su cargo un año más tarde.
Historia: siglo XX
Desde principios de siglo hasta 1940
Al comienzo del siglo XX, en Vivero se observó una tendencia anticlerical que resultó en una disminución en el número de cofrades de las dos cofradías existentes en ese momento. Ante esta situación, el párroco de Santa María del Campo hizo un llamado para alentar la inscripción de nuevos cofrades. Estas inscripciones, junto con varias donaciones, fueron cruciales para la revitalización de la Semana Santa en Vivero. Tras esta iniciativa, la Cofradía del Rosario encargó al maestro valenciano José Tena la creación de la imagen del Cristo Yacente, así como la imagen de San Juan y María Magdalena.
Con la llegada de la Segunda República Española, se vivió un ambiente de relativa calma, ya que, a pesar del aumento del anticlericalismo, no se produjeron incendios de iglesias, a diferencia de lo que ocurrió en otras áreas de España. Durante este período, las procesiones de la Semana Santa se llevaron a cabo con cierta normalidad, a pesar de que en 1936 se intentó prohibir las celebraciones mediante su desautorización.
Décadas de los 40, 50, 60 y 70
Durante más de dos siglos, la organización de los desfiles procesionales de la Semana Santa en Vivero estuvo a cargo de la Ilustre Cofradía del Rosario y la Venerable Orden Tercera. Sin embargo, en 1944, la Semana Santa de Vivero experimentó un cambio significativo con la incorporación de la Cofradía del Santísimo Cristo de la Piedad.
La incorporación de la Cofradía de la Piedad introdujo una nueva dinámica en la celebración. Durante este período, la Semana Santa de Vivero ya estaba realizando un esfuerzo publicitario considerable, enviando carteles de anuncio por toda Galicia. En 1947, comenzó la publicación de la primera revista sobre la Semana Santa de Vivero, titulada “Pregón”. Esta intensa campaña publicitaria logró atraer no solo a visitantes de Galicia y Asturias, sino también a vivarienses en el extranjero y a personas que elegían Vivero como destino para sus vacaciones de Semana Santa.
De la Cofradía de la Piedad surgieron varias filiales. La primera fue la Hermandad del Prendimiento en 1947, seguida por la Hermandad de las Siete Palabras en 1951 y finalmente, en 1953, la Hermandad de la Santa Cruz, que estaba compuesta exclusivamente por mujeres.
Desde 1970 has final de siglo
En 1973, la Semana Santa de Vivero vivió un evento inusual: una “huelga de portadores”. Desde mediados de la década de 1950, los portadores, que recibían un salario por su trabajo, llevaban los pasos. Sin embargo, en 1973 decidieron protestar para exigir un aumento salarial. La protesta se resolvió de manera inesperada, ya que los jóvenes asumieron el papel de portadores, realizando el trabajo de manera gratuita y voluntaria.
En la década de 1980, se formó una nueva asociación, la Cofradía de O Nazareno dos de Fóra, compuesta por cofrades que viven fuera de la ciudad de Vivero.
El 25 de febrero de 1988, Vivero vio recompensado el trabajo de varios siglos cuando su Semana Santa fue declarada de Interés Turístico Nacional. Con esta declaración, se intensificaron las acciones promocionales, incluyendo las transmisiones televisivas habituales. También se experimentó un aumento en el número de visitantes y cofrades.
En la década de 1990, se tomó la decisión de fundar la “Junta de Cofradías”, con el objetivo de coordinar la organización de los actos de la Semana Santa y promover otros actos culturales, como conferencias, exposiciones, conciertos y otras iniciativas.
Historia: siglo XXI
Comienzos de siglo
La Semana Santa de 2002 en Vivero fue un evento significativo, ya que la Hermandad de las Siete Palabras decidió que el paso con el grupo escultórico del “Calvario” fuera llevado a hombros por primera vez por un total de cien portadores. Sin embargo, la primera parte de la procesión se realizó sobre una carroza debido a la estrechez del recorrido oficial por el casco antiguo de Vivero.
El martes 15 de abril de 2003 se recordará como el día en que un paso fue llevado por un grupo compuesto exclusivamente por mujeres, en conmemoración del 50 aniversario de la Hermandad de la Santa Cruz.
En 2005, se introdujo una nueva procesión, el Vía Lucis o Cristo Resucitado, que desfila en la tarde del Domingo de Resurrección. La última cofradía en unirse a la Semana Santa de Vivero fue la Cofradía de la Misericordia, creada en 2006.
Este apoyo popular y esfuerzo en la mejora de la Semana Santa de Vivero recibió el respaldo de las instituciones civiles. En 2011, el ayuntamiento de Vivero y la Diputación provincial de Lugo decidieron apoyar las gestiones necesarias para que la Semana Santa de Vivero fuera considerada como una celebración de Interés Turístico Internacional. En 2013, la Semana Santa de Vivero recibió la declaración internacional, convirtiéndose así en la primera festividad de la provincia de Lugo en recibir tal reconocimiento.
Imagineros de la Semana Santa de Vivero
Los imagineros son escultores especializados en la talla de imágenes religiosas en madera, principalmente pasos y retablos. Sus creaciones suelen ser de tamaño mayor al natural, por lo que vacían la madera (generalmente de pino) para aligerar los pasos que se transportan en andas. Trabajan en colaboración con carpinteros, pintores y doradores, quienes contribuyen con su trabajo y conocimientos en la elaboración completa de las obras.
Las imágenes más antiguas que desfilan en la Semana Santa de Vivero datan de entre los siglos XV y XVIII, y la mayoría de sus autores son desconocidos. De hecho, de todo el conjunto de imágenes que desfilan, se cuentan un total de catorce esculturas anónimas. Entre ellas, destacan el “Cristo de la Vera Cruz”, las tres vírgenes dolorosas, tres de los Ecce-Homo, y la imagen de la “Oración en el Huerto”. Algunos expertos en historia del arte consideran que esta última imagen podría ser una obra del taller de Gregorio Fernández, uno de los grandes exponentes de la llamada Escuela Castellana.
De las demás imágenes, se conoce su autoría gracias a la existencia de contratos, presupuestos, bocetos y otros documentos en posesión de las cofradías. Entre ellas, encontramos obras del imaginero Juan Sarmiento, originario de la localidad vecina de San Ciprián (municipio de Cervo), quien realizó diversos trabajos en el siglo XIX. Ya en el siglo XX, encontramos trabajos de los imagineros valencianos José Tena y Modesto Quilis, así como de los gallegos José Rivas, Ángel Rodríguez, José Puente, José Otero y Juan Luis Otero.
En el siglo XXI, continúan las incorporaciones de imágenes para la Semana Santa de Vivero, con trabajos de los imagineros andaluces Francisco Romero Zafra y Antonio Bernal, así como del madrileño Francisco Gijón y del gallego Leopoldo Rodríguez.
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