Semana Santa en Tobarra

Albacete

Declara de Interés Turístico Nacional

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La Semana Santa de Tobarra es un evento significativo en la provincia de Albacete, (España), y se considera una de las celebraciones de Semana Santa más sobresalientes a nivel nacional.

Ha sido reconocida como Fiesta de Interés Turístico (BOE 10-XI-1983), Fiesta de Interés Turístico Regional (BOCM 19-VI-1984) y Fiesta de Interés Turístico Nacional (BOE 16-V-1988). Su tradicional tamborada de Semana Santa ha sido declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.

Historia: Los orígenes

Los inicios de la celebración de la Semana Santa en Tobarra son inciertos, pero sin duda son bastante antiguos.

Se sabe que San Vicente Ferrer predicó en Tobarra en 1411. En varios lugares de España se documenta la celebración de procesiones organizadas por el Santo, por lo que es probable que algo similar ocurriera también en Tobarra.

Los documentos más antiguos indican que la Hermandad de la Sangre de Cristo existía al menos a finales del siglo XVI, y que durante el siglo siguiente esa hermandad fue adquiriendo varias imágenes para su procesión del Viernes Santo de Madrugada.

También se reconoce la importancia de los franciscanos en la organización de las primeras Semanas Santas. Es muy probable que ellos estuvieran detrás de la construcción del vía crucis al Monte Calvario que se encuentra en las afueras de la localidad, y hacia donde se dirigiría aquella procesión original que hoy se mantiene el Viernes Santo en la Mañana.

Los franciscanos pudieron añadir, ya sea directamente o a través de la Hermandad de la Sangre, tambores que el Viernes Santo simulaban el ruido producido en el momento en que Cristo muere en la Cruz. En el Bajo Aragón hay varios testimonios que apuntan a esa posibilidad, y en Tobarra podría ser igual, una hipótesis sugiere que ese podría ser un posible origen de la tradición tamborilera que con el tiempo acabaría separándose de la Procesión.

A partir del Siglo XVII comienzan a surgir otras hermandades, la primera probablemente la de Nuestro Padre Jesús, desgajada de la de la Sangre. Sabemos por testamentos que existía la Hermandad del Santo Sepulcro también en el Siglo XVII pero desconocemos si desfilaba en procesión o era sólo de culto en iglesia.

En el siglo XVII también pertenecían a la Sangre las imágenes de San Juan y del Cristo de la Columna. Ambas terminarían constituyendo su propia hermandad probablemente entre finales del XVIII y principios del XIX.

De finales del siglo XVIII es la imagen de la Virgen de los Dolores, que los padres franciscanos adquirieron para su Convento de San José al imaginero Francisco Salzillo. Es una de las pocas imágenes que se conservan de la destrucción del verano de 1936.

En 1804 el imaginero Roque López, discípulo de Salzillo, entrega un grupo escultórico de un Prendimiento para su desfile en la Semana Santa de Tobarra.

La Hermandad del Ecce Homo atribuye la autoría de su imagen al escultor murciano “Carbonell” basándose en testimonios orales que datarían la llegada a Tobarra de la imagen en 1875. En cualquier caso, la imagen existía con seguridad en los primeros años del siglo XX puesto que hay pruebas fotográficas que lo atestiguan, por lo que esa hipótesis es plausible. Al igual que sucediera con la Virgen de los Dolores, la cabeza del Ecce Homo también sobrevive a la Guerra Civil.

Esas mismas pruebas fotográficas nos muestran una Semana Santa de Tobarra plenamente consolidada a principios de siglo XX, con 12 hermandades -que hoy siguen en activo- y un «auto sacramental la Bendición, que continúa realizándose hoy en día.

Las ordenanzas municipales de 1906 hablan de la “salida de nazarenos con tambor”, en todo caso y pese a la ausencia de documentos anteriores, entrevistas realizadas a Tobarreños nacidos en el tercer cuarto del siglo XIX atestiguan que “sus abuelos ya tocaban el tambor”.

Historia: tras la Guerra Civil

A finales de julio de 1936, gran parte del patrimonio de la Semana Santa de Tobarra fue destruido y tuvo que ser restaurado.

Después de la Guerra Civil, todas las hermandades se reconstituyeron, restauraron sus imágenes recuperadas o adquirieron nuevas para reemplazar las perdidas. La última hermandad en ser restaurada fue la del Cristo de la Columna, en 1954.

De la devastación de la guerra, sólo se conservan las imágenes de la Santísima Virgen de los Dolores, obra de Francisco Salzillo, y la cabeza del Ecce Homo, así como partes menores de otras imágenes, tronos y estandartes.

En 1944, el Ayuntamiento adquirió la imagen de un Cristo Resucitado, que nunca había formado parte de la Semana Santa de Tobarra. Dos años después, se adquirió un paso de la Caída con cinco imágenes, inspirado en la Caída de Salzillo, ambas obras del escultor y ceramista valenciano Roberto Roca Cerdá.

Durante la posguerra en Tobarra, se utilizaron diversas estrategias para restaurar hermandades o fundar nuevas. Un papel fundamental lo desempeñó la figura del mecenas, una persona que se encargaba de la adquisición de la nueva imagen. Así ocurrió con Nuestro Padre Jesús, adquirido por Francisco Martínez en 1939, San Juan Evangelista, comprado un año después por Juan García Camacho, la Santa Mujer Verónica, comprada por Cristóbal Sánchez, y la imagen de Santa María Magdalena, comprada en 1941 por Dolores López Montes, “La Chava”.

El Cristo Resucitado y la Caída de Jesús se compraron mediante un recargo voluntario en el cupón del tabaco que compraban los habitantes de Tobarra. Para este último grupo escultórico, sin embargo, faltó dinero y el ayuntamiento encargó al gremio de los hiladores de cáñamo la organización de la hermandad y el pago de lo que había quedado por pagar. El coste total fue de 16.000 pesetas.

En 1954, otro gremio, el de los fruteros, se encargó de restaurar al Cristo de la Columna. De ahí que la hermandad reciba como sobrenombre el nombre de la fruta más característica de Tobarra, el albaricoque “Moniquí”.

Los gremios y las familias son el pilar fundamental de las hermandades de Tobarra. Tanto es así que durante mucho tiempo ha sido habitual que las familias se hagan cargo de la organización y los gastos de los desfiles procesionales de algunas hermandades. Así sucedió durante muchos años con San Juan, cuyos gastos fueron asumidos casi en exclusiva por la familia de su presidente Jesús García Martínez (Perijuán), y la Magdalena, que durante muchos años salió gracias al apoyo económico de la familia de su refundadora “La Chava” (familia Montes), y posteriormente se encargó al gremio de los baristas.

Las últimas cofradías en fundarse para la Semana Santa de Tobarra fueron la Cofradía del Descendimiento y la Virgen del Perdón.

Actos oficiales

El Pregón de Semana Santa: es un evento que se celebra anualmente en Tobarra desde 1980. Originalmente, se llevaba a cabo en el ya desaparecido Cine Avenida el Martes Santo, pero poco después se trasladó a la Iglesia de la Asunción, y se cambió al sábado anterior al Domingo de Ramos.

El primer pregón de Semana Santa de Tobarra fue pronunciado por José María Hurtado Ríos, Hijo Predilecto de la Villa de Tobarra.

Desde 2015, se celebra en el Convento Franciscano de San José debido a las obras de restauración de la Iglesia de la Asunción.

Durante seis años, además del Pregón de Tobarra, se celebraron pregones en otras ciudades, específicamente, en Madrid, Barcelona, Valencia, Alicante, Lisboa y Albacete. También se llevaron a cabo varios actos promocionales en otras localidades, como Elda.

El Miércoles Santo se celebra el Prendimiento y Juicio.

El Jueves Santo, al finalizar la procesión de la Amargura, se celebra el Acto de Oración. Este acto consiste en una reverencia de despedida entre San Juan Evangelista y la Santísima Virgen de los Dolores. Como telón de fondo, se interpreta una marcha de procesión, normalmente “El Evangelista”.

El Viernes Santo se celebra la Bendición y el Entierro. La Bendición de Nuestro Padre Jesús en la mañana del Viernes Santo es el momento culminante de la Semana Santa Tobarreña, miles de personas vienen exclusivamente para presenciar el instante en que los tambores callan al unísono al toque de silencio y la mano articulada de Nuestro Padre Jesús bendice a los cuatro puntos cardinales en el Monte Calvario. La Bendición tiene lugar cuando la procesión llega a la cima del monte, situado en las afueras de la localidad, en un lugar donde los padres franciscanos construyeron un Vía Crucis. Al regresar a la Plaza de España, la bendición se repite.

A la llegada al Monte Calvario de la Procesión del Entierro el Viernes Santo por la noche, tiene lugar el Acto del Entierro a Jesús, con la participación de los Soldados Romanos y la imagen del Santo Sepulcro.

El Domingo de Resurrección se celebra el Saludo Resucitado-Magdalena y el Encuentro con la Virgen de los Dolores. El Encuentro tiene lugar la mañana del Domingo de Resurrección en la placeta del antiguo edificio de Correos. El Cristo Resucitado y Santa María Magdalena se encuentran y realizan tres reverencias hacia delante hasta juntar los palos delanteros de cada trono y tres hacia atrás para alejarse mientras suena el Himno Nacional, simulando el encuentro de Jesús de Nazaret con María Magdalena tras resucitar al tercer día. Tras la finalización del acto, ambas hermandades discurren por el recorrido de San Roque el Viejo.

Tradiciones

La Semana Santa de Tobarra es la costumbre más relevante de la localidad y está llena de otras tradiciones que la realzan. Algunas de estas son los actos oficiales y no oficiales previamente mencionados, mientras que otras son las que cada habitante de Tobarra crea con el tiempo. Una de las tradiciones más resaltantes para muchos residentes de Tobarra es la comida del Miércoles Santo. Cada grupo se reúne en su lugar, conocidos en Tobarra como garutos, para iniciar la Semana Santa y el toque del tambor. Una vez concluida la comida, alrededor de las cuatro de la tarde, los grupos de amigos salen a las calles para comenzar 104 horas de tambor sin interrupciones.

Bendición

Probablemente, el momento más destacado y concurrido de la Semana Santa de Tobarra ocurre en la mañana del Viernes Santo en el monte Calvario. Cuando Nuestro Padre Jesús Nazareno llega a este lugar, comienza el instante más esperado. Se dan tres toques de silencio, interpretados por una corneta, para que el estruendo de los tambores se detenga por unos momentos. A continuación, un sacerdote pronuncia un sermón, recordando principalmente a los ausentes. Miles de personas escuchan. Después de esto, comienza a sonar “Mektub”, una marcha fúnebre de Mariano San Miguel, interpretada por la Banda de la Unión Musical “Santa Cecilia”. Al mismo tiempo, la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno, mediante un sistema mecánico de articulación, mueve su brazo derecho impartiendo la señal de la cruz a los cuatro puntos cardinales, otorgando su Bendición, comenzando desde el Noroeste a la Virgen de los Dolores y cementerio, Noreste subida al Calvario, Sureste explanada y falda del monte Calvario y Suroeste al Pueblo y Ermita de la Encarnación, finalizando dando cara de nuevo a la Virgen de los Dolores. Otra vez suena la corneta, para indicar que la Bendición ha terminado y dando paso al estruendo de los tambores.

Este acto se repite a la llegada de la procesión a la Plaza de España.

Durante unos 35 años y hasta 2015, el toque de silencio fue interpretado por Francisco Martínez Alcaraz (†16-03-2016), acompañado a veces por algún miembro de la banda de la Cruz Roja o de la Unión Musical Santa Cecilia de Tobarra, (a veces por su hijo, Francisco Martínez García)

Durante los años 1937, 1938 y 1939, esta Bendición no se celebró debido a la Guerra Civil y en 1940, la hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno desfiló en solitario para realizar la Bendición sin la compañía de ninguna otra hermandad.

El tambor: origen

El origen del toque del tambor en Tobarra está envuelto en la leyenda, que cuenta que los habitantes de Tobarra se defendieron de un ataque musulmán haciendo ruido con sus tambores para simular la presencia de un gran ejército. Las investigaciones históricas han intentado ir más allá del mito y desde que se iniciaron las investigaciones se ha revelado que los ancianos del lugar decían que “sus abuelos ya tocaban el tambor”. En el Museo del Tambor de Tobarra se conservan algunas piezas que se atribuyen al siglo XVIII.

Una teoría sobre el origen del tambor sugiere que podría haber sido un elemento incorporado a la procesión en algún momento a partir del siglo XVI por los franciscanos o por los miembros de la Cofradía de la Sangre, separándose posteriormente de las procesiones. El hecho de que los colores tradicionalmente predominantes de las túnicas de los tamborileros (rojo y morado) coincidan con los que llevaban las primeras hermandades de Tobarra refuerza en parte esta teoría. Otros sugieren que la escasez llevaba a la gente a compartir la túnica o a usar para el tambor viejas túnicas de hermandad. De hecho, en lugares donde hoy se toca el tambor con un solo color de túnica, testimonios no muy lejanos apuntan al uso de túnicas viejas de hermandad para la tamborada.

El tambor en Tobarra, como instrumento, alcanza la categoría de arte, siendo instrumentos muy valorados y reconocidos a nivel nacional e internacional por su cuidadoso trabajo y delicadeza, así como por sus formas e innovación constante, tanto en materiales, formas y diseños, valorándose algunos de ellos en más de 18000 euros. En Tobarra el tambor se toca mayoritariamente en cuadrilla debido al sentimiento de agrupación o grupo y hermandad, estimándose unas 200 cuadrillas lo que ha llevado incluso a la confección de tambores iguales para todos los miembros de la cuadrilla (hombres, mujeres y niños) en variedad de dimensiones, pero iguales con respecto al diseño.

El tambor se toca en Tobarra desde las 4 de la tarde del Miércoles Santo.

El tambor: artesanía del tambor tobarreño

Tobarra es reconocida por la fabricación de tambores, considerados entre los más artísticos del mundo, lo que le ha valido el apodo de “Cuna del Tambor”. La artesanía del palillo también es muy relevante en esta localidad.

Los artesanos del tambor han dotado al tambor tobarreño de características únicas, permitiendo su evolución desde sus orígenes hasta la actualidad.

La evolución del tambor tobarreño ha inspirado la creación del Monumento al Tambor, ubicado en la Avenida de la Constitución. Este monumento fue elaborado por Jesús Damián Jiménez Ramírez, hijo del renombrado artesano tamborilero Jesús Jiménez Ortíz “Batanero”, creador de los tambores conocidos como “La Tira”, “La Biblia” y “La Pasión”, cada uno de ellos resultado de más de 2.000 horas de meticuloso trabajo artesanal.

Gracias a los artesanos del tambor tobarreño, han surgido verdaderas joyas de exquisita belleza (los tres tambores mencionados anteriormente son buenos ejemplos de ello), así como audaces diseños que tienen al tambor como protagonista, como el tambor de una sola piel o tambor pandereta, el tambor de cuatro pieles, el tambor sin tornos, el tambor sin caja, el tambor cuadrado, los primeros tambores de metacrilato y de madera (de Fernando Reina Escribano “Cachito”), entre muchos otros.

Hoy en día, muchos habitantes de Tobarra, siguiendo el ejemplo de estos y otros maestros artesanos (como “El Casón”, “El Moso”, “Escarchas”, Manuel Gómez “El Chato”, y muchos más), fabrican sus propios tambores artesanales. De sus manos también han surgido auténticas joyas.

El tambor: túnicas

En Tobarra, el tambor se toca con túnicas de varios colores, siendo esta una característica distintiva de la Tamborada tobarreña. Los colores más comunes son el morado y el rojo. No se sabe con certeza por qué se da esta particularidad, pero una teoría sugiere que, dado que es muy probable que el tambor comenzara a tocarse durante las procesiones, los tamborileros usaban los colores de las dos hermandades que existían en Tobarra en el siglo XVII, el rojo de la Sangre de Cristo y el morado de Nuestro Padre Jesús. Posteriormente, al salir de los desfiles procesionales, el tambor mantuvo la vestimenta que se usaba anteriormente. La aparición de las cuadrillas uniformadas a partir de los años 80 provocó un aumento en el uso del color morado, que es mucho más fácil de encontrar, amenazando con desplazar el uso de los demás colores. Hoy en día, aunque el morado sigue siendo el color predominante, se están recuperando otros colores como el azul o el blanco.

Antes de 1936, el tambor se tocaba con capuz, normalmente volteado. Después de la guerra, apareció el pañuelo, que consume menos tela y trabajo y resulta mucho más económico, lo que terminó por desplazar el uso del capuz entre los tamborileros, hasta el punto de que prácticamente desapareció. En la actualidad, varias cuadrillas de tamborileros están recuperando el capuz como prenda típica.

Aunque el uso del cordón o cíngulo es mayoritario, también se toca el tambor sin cordón.

El tambor: cuadrillas

Aunque el toque del tambor en Tobarra es libre dentro del horario establecido y siempre respetando los recorridos de las procesiones y los toques de silencio, el tambor se toca principalmente en cuadrilla, lo que significa que un grupo de amigos toca la misma marcha. A partir de 1985, comenzaron a surgir las cuadrillas uniformadas, de modo que todos los miembros compran túnicas y pañuelo (o capuz) del mismo color, algunas incluso serigrafían los pañuelos y otras se fabrican sus propios tambores, todos iguales.

Durante el período en que José María Hurtado Ríos estuvo al frente del Museo del Tambor de Tobarra, se llevó a cabo un censo de Cuadrillas, registrándose más de 200.

El tambor: la mujer tamborilera

En la actualidad, tanto las mujeres como los hombres tocan el tambor en Tobarra, aunque no siempre fue así. Hasta hace poco, la presencia de hombres era mucho mayor, y se cree que en sus orígenes sólo los hombres tocaban el tambor, ya que sólo ellos participaban en las procesiones.

El inicio del toque del tambor por parte de las mujeres podría haber estado en el intento de prohibir el toque del tambor el Viernes Santo por la tarde. Poco después de la Guerra Civil, un sacerdote intentó evitar que se tocara el tambor en Tobarra el Viernes Santo por la noche, ofreciendo a cambio a los tamborileros tocar el Sábado Santo, día en que no se tocaba. Para darle validez legal, el Ayuntamiento emitió un Bando o un edicto en el que se “prohibía que los hombres tocaran el tambor” el Viernes Santo por la noche. Ese año, varias mujeres salieron a tocar con copias del bando y el capuz bajo, cuando los guardias fueron a identificarlas se encontraron con la sorpresa de que el bando prohibía a los hombres tocar, pero no a las mujeres. Desde ese año y durante muchos más, el día para el toque de la mujer fue el Viernes Santo por la tarde. También desde ese año se toca el tambor el Sábado Santo en Tobarra.

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