Semana Santa en Salamanca

Salamanca

De Interés Turístico Internacional

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La celebración de la Semana Santa en Salamanca es un evento profundamente enraizado en la comunidad, siendo el principal evento religioso de la capital charra, con importantes implicaciones culturales y turísticas. Con cerca de diez mil miembros de cofradías, Salamanca fue una ciudad innovadora en la incorporación de la mujer en las cofradías, especialmente en la participación en los turnos de carga para llevar los pasos. En 2003, esta celebración fue reconocida como Fiesta de Interés Turístico Internacional.

Existen dieciocho Cofradías, Congregaciones y Hermandades en Salamanca, todas ellas formando parte de la Junta de Semana Santa de Salamanca, que organizan un total de veinticuatro procesiones y actos. Los más antiguos son el Acto del Descendimiento y la Procesión del Santo Entierro, que comenzaron en 1615, y la Procesión del Encuentro, que se instituyó en 1616.

La influencia universitaria de la ciudad también se refleja en las celebraciones de la Semana Santa. La Universidad ha tenido desde tiempos antiguos el privilegio de que sus miembros puedan cumplir con la obligación cristiana de la Pascua dentro del edificio universitario con la solemne liturgia del Jueves y Viernes Santo en la Capilla de San Jerónimo, a la que asisten los profesores vestidos de toga y muceta. Además, la Universidad también participa en las procesiones el Martes Santo, con un representante asistiendo a la promesa de silencio de la Hermandad Universitaria y varios doctores acompañando al paso.

Historia: siglos XVI a XVIII

La Cofradía más antigua conocida es la Ilustre Cofradía de la Santa Cruz del Redentor y de la Purísima Concepción, su Madre, Vera Cruz. Sus raíces se remontan a 1240, aunque oficialmente se fundó en 1506, cuando los hermanos de la penitencia de Cristo establecieron el Hospital de la Santa Cruz en el Campo de San Francisco. Esta cofradía ha organizado la Procesión de Disciplina en la tarde del Jueves Santo desde tiempos inmemoriales.

Durante el siglo XVI, hubo varios intentos de formar nuevas hermandades que también practicaban la disciplina. En 1573 o 1574, el convento de San Esteban formó una cofradía de disciplina compuesta por estudiantes, y en 1576 se intentó formar otra con sede en el convento de San Agustín. Sin embargo, ese mismo año, la Vera Cruz logró detener estos esfuerzos, ya que Felipe II, en dos provisiones dirigidas al corregidor y al obispo de la ciudad, ordenó que no se permitiera otra procesión de disciplina que no fuera la de la Cofradía de la Vera Cruz. Gracias a esta Provisión Real, la Vera Cruz tuvo el privilegio de organizar todos los desfiles de Miércoles, Jueves, Viernes Santo y Domingo de Pascua. Este privilegio, que permitió a las demás cofradías unirse a los desfiles organizados por la Vera Cruz, a veces después de litigios, se mantuvo hasta principios del siglo XX.

Durante el período barroco, la Vera Cruz estableció y organizó con gran solemnidad las celebraciones del Viernes Santo: el Acto del Descendimiento, con su sermón, seguido por la Procesión del Santo Entierro. Estos actos se han mantenido desde su instauración en 1615 hasta hoy. El Acto del Descendimiento, el momento culminante de la Pasión Charra, consiste en el desclavamiento de Cristo de la Cruz por dos hermanos de la Vera Cruz ante la mirada del pueblo, para ser introducido en el Sepulcro y dar inicio a la Procesión del Santo Entierro. El 15 de septiembre de 1615, la Cofradía decidió realizar una procesión de Resurrección no solo en 1616, como se estaba debatiendo, sino de forma perpetua. Juan de Santillana se ofreció a financiar la imagen de Cristo Resucitado y la plataforma sobre la que desfilaría. En 1617, la cofradía comenzó a celebrar la Procesión de los Nazarenos, que se realizaba en la madrugada del Viernes Santo con el paso de Jesús Nazareno, ahora conocido como La Caída. Los cofrades vestían de morado con una soga al cuello y cargaban cruces. El desfile se distinguía por su seriedad y por su silencio. En 1619, se trasladó a la tarde del Miércoles Santo.

Durante el siglo XVII, la procesión de disciplina del Jueves Santo comenzó a perder su seriedad, y los cofrades que participaban en ella no lo hacían de manera decorosa. Por esta razón, un grupo de devotos que acompañaban el desfile de nazarenos del Miércoles Santo, aunque no pertenecían a la Vera Cruz, se unieron al desfile del Jueves, vistiendo de manera similar a los cofrades y llevando una cruz para dar un ejemplo de penitencia. El 11 de noviembre de 1688, estos devotos fundaron la Congregación de Jesús Nazareno en el Convento de San Francisco el Real, que también era la sede de la Vera Cruz, y fue confirmada canónicamente el 1 de mayo de 1689. En 1714, la Congregación decidió tener su propio paso, encargando la creación de un grupo de ocho figuras que representaban el encuentro de Jesús con las hijas de Jerusalén. La imagen del Nazareno en su encuentro con las mujeres fue encargada a José de Larra Domínguez, y desfiló el Jueves Santo de 1716. Debido a la incorporación de este paso, surgió un conflicto con la Vera Cruz, lo que resultó en la expulsión de la Congregación del Convento de San Francisco. Se trasladaron al Colegio de Clérigos Menores de San Carlos Borromeo y, a partir de ese momento, la Congregación abandonó las procesiones de la Vera Cruz y organizó su propio desfile. El 24 de marzo de 1724, después de varios litigios y con la mediación del obispo y caballeros comisionados, se firmó un acuerdo entre las dos cofradías, por el cual la Congregación del Nazareno se incorporó a la procesión de la Vera Cruz del Jueves Santo, dejando de organizar su propia procesión.

La Congregación de Jesús Rescatado y la Hermandad de Nuestra Señora de la Soledad también surgieron en el siglo XVII, aunque no se unieron a las procesiones hasta el siglo XIX, y siempre dentro de los desfiles organizados por la Vera Cruz.

Historia: siglo XIX

En 1806, el obispo Tavira, en acuerdo con el Consejo de Castilla y siguiendo los principios de la Ilustración, redujo las procesiones en Salamanca a dos. La Procesión General del Santo Entierro se celebraba el Viernes Santo, con la participación de todos los pasos de la Vera Cruz y la Congregación del Nazareno que hasta esa fecha salían repartidos entre el Miércoles, Jueves y Viernes Santo. La segunda procesión, la Procesión del Encuentro, se realizaba el Domingo de Resurrección.

Con la Guerra de la Independencia (1808-1814), varios colegios y conventos en la ciudad fueron cerrados, lo que llevó a la Congregación de Jesús Nazareno a tener que trasladar sus imágenes del Colegio de Clérigos Menores de San Carlos Borromeo al Convento de las Agustinas el 4 de septiembre de 1809. Un año después de este traslado, la Congregación fue disuelta. En 1811, las imágenes se trasladaron nuevamente a la Iglesia de San Julián y Santa Basilisa, inicialmente de forma provisional. En 1812, se solicitó la restauración de la Congregación, que se retrasó debido a la guerra. Finalmente, se produjo el 15 de agosto de 1814, estableciéndose definitivamente en la parroquia de San Julián. La Cofradía de la Vera Cruz perdió gran parte de su patrimonio en la primera mitad del siglo XIX debido a la Guerra de la Independencia y los procesos de desamortización de los gobiernos liberales. Desde entonces, conservará la capilla y las obras artísticas que han llegado hasta nuestros días.

La Congregación de Jesús Rescatado se unió a los desfiles penitenciales a principios de la segunda mitad del siglo, siendo la referencia más antigua un oficio enviado por la Vera Cruz el 5 de abril de 1868, en el que se les autorizaba a vestir la túnica morada con la que asistirían a la procesión del Viernes Santo. La Hermandad de Nuestra Señora de la Soledad se incorporó a las procesiones de Semana Santa el Viernes Santo de 1890. La reducción de desfiles decretada en 1806 y el privilegio de la Vera Cruz para organizarlos hizo que las dos cofradías se integrasen en la Procesión del Santo Entierro.

Historia: siglo XX

Durante el siglo XX, la Provisión de Felipe II y el decreto del obispo Tavira perdieron su relevancia, lo que permitió la creación de nuevas hermandades y el incremento del número de desfiles. La Hermandad de Nuestra Señora de la Soledad fue la primera en desfilar sin la supervisión de la Vera Cruz, comenzando a desfilar de manera independiente en la noche del Viernes Santo a partir de 1905. En 1909, se inició la procesión de la Dolorosa de la Vera Cruz el Viernes de Dolores. En 1926, se fundó la Seráfica Hermandad, una hermandad de gran importancia histórica en el desarrollo de la Semana Santa de Salamanca, que desfila el Jueves Santo.

Con la llegada de la Segunda República y el clima de división social que la acompañó, las cofradías suspendieron sus procesiones en 1932 y los años siguientes. En 1936, solo hay referencias a la Congregación de Jesús Nazareno, cuyos hermanos rezaron el rosario a cara descubierta por las calles de la ciudad en la mañana del Viernes Santo y por la tarde acompañaron a la imagen del Nazareno, a la que tuvieron que proteger de algunos intentos de agresión. No hubo procesiones en 1937, cuando Salamanca era el cuartel general del bando golpista en la Guerra Civil, aunque se sabe que la Soledad realizó una procesión por las naves de la Catedral Nueva. No fue hasta 1938 cuando las cofradías volvieron a organizar sus procesiones por las calles de Salamanca.

En 1942, se fundó la Junta Permanente de Semana Santa, ahora conocida como Junta de Semana Santa de Salamanca, encargada de difundir los actos procesionales y coordinar algunos de ellos. En sus inicios, la Junta Permanente inició un proyecto para estructurar la Semana Santa de acuerdo con un guion en el que se representarían la Entrada en Jerusalén, la Pasión y Muerte de Cristo simbolizada por las Siete Palabras de Cristo en la Cruz, el Descendimiento, el Santo Entierro, la Soledad de la Virgen y la Resurrección, aumentando el número de hermandades y procesiones. El proyecto culminó en 1949, cuando se completó el programa de doce procesiones en las que participaban las trece cofradías existentes en ese momento. Durante este periodo, se fundó la mayoría de las hermandades: la Hermandad Dominicana del Santísimo Cristo de la Buena Muerte, la Hermandad de Jesús Amigo de los Niños, la Hermandad de Nuestro Padre Jesús del Perdón, la Hermandad Universitaria y la Hermandad de Jesús Flagelado (que tenía sus orígenes como filial de la Vera Cruz en 1913). También se fundaron durante estos años las cofradías de Excombatientes, Jesús de la Promesa y Cristo del Amparo, que actualmente están inactivas.

Más adelante, en 1952, se estableció la Cofradía de la Oración en el Huerto, que nació como una filial de la Vera Cruz y se integró en la Procesión del Santo Entierro.

El final del régimen franquista trajo consigo una severa crisis para la Semana Santa en Salamanca. En 1967, debido a la crisis que atravesaba la Cofradía de los Excombatientes, la Hermandad de Jesús Flagelado comenzó a acompañar a esta hermandad el Miércoles Santo, dejando de desfilar en el Santo Entierro. Varias cofradías dejaron de desfilar. Aunque algunas se recuperaron más tarde, las hermandades de Jesús de la Promesa, Excombatientes y Cristo del Amparo dejaron de desfilar definitivamente entre 1970 y 1975. Desde 1972, año en que desapareció la Cofradía de los Excombatientes, la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Flagelado desfila sola en la noche del miércoles. En medio de la situación de declive de las hermandades, en 1971 se fundó la Hermandad del Cristo del Amor y de la Paz, con un espíritu renovador y postconciliar, que revitalizó la Semana Santa de Salamanca y contribuyó a sacarla de su profunda crisis.

Los años 80 y 90 fueron de un espectacular aumento en el interés por esta celebración. Se fundaron tres nuevas cofradías: la Real Cofradía Penitencial del Cristo Yacente de la Misericordia y de la Agonía Redentora, la Hermandad del Silencio y la Hermandad del Vía Crucis, y se creó la Sección del Cristo de la Liberación dentro de la Hermandad del Amor y de la Paz. Hubo un aumento en el número de cofrades en las cofradías ya existentes, en parte debido a la incorporación de la mujer en todas las hermandades. Se crearon nuevos pasos, se comenzaron a restaurar los existentes y se recuperaron algunos que habían dejado de desfilar años atrás, con la salida a hombros de la práctica totalidad de las imágenes. En 1990 se fundó la Tertulia Cofrade Pasión, pionera en Castilla y León, con el objetivo de estudiar y difundir en sus distintos ámbitos la religiosidad popular durante la Semana Santa. Además de sus reuniones quincenales para el debate, realiza publicaciones literarias y tres actividades anuales: la entrega del galardón Francisco Rodríguez Pascual a personas o instituciones que hayan destacado por su labor en pro de la religiosidad popular y la Semana Santa; la edición del cartel anunciador de la Semana Santa de la Tertulia, que desde 2002 se encarga a un pintor; y la publicación de la revista cultural “Pasión en Salamanca”, que aborda desde el pensamiento, el arte y la literatura la Semana Santa en sus distintas dimensiones.

En 1995, la Semana Santa de Salamanca fue declarada Fiesta de Interés Turístico Regional de Castilla y León y en 1998 recibió el reconocimiento de Fiesta de Interés Turístico Nacional. El auge experimentado en estos años por las distintas cofradías llevó en 1992 al Ayuntamiento a proponer la creación de un Museo de Semana Santa, a imagen de los existentes en ciudades como Zamora. El emplazamiento elegido fue la iglesia de Santa María de la Vega. Sin embargo, el hecho de que la iglesia estuviera relativamente alejada del centro de la ciudad, y la reticencia de las iglesias y hermandades a retirar sus imágenes del culto para exponerse, hizo que la idea se enfriara. No obstante, en febrero de 1997 se realizó en la capilla del Colegio de los Irlandeses una exposición con imágenes, enseres y hábitos de las distintas cofradías, que daba una idea de lo que podría ser el futuro museo.

Historia: siglo XXI

En 2002, cuando Salamanca fue nombrada Ciudad Europea de la Cultura, se llevó a cabo el IV Congreso Nacional de Cofradías de Semana Santa en la ciudad. En 2003, la Semana Santa de Salamanca fue reconocida como Fiesta de Interés Turístico Internacional. En 2004, la Vera Cruz retomó la procesión del Viernes de Dolores con la Dolorosa, que se había suspendido en 1970. En 2006, el Ayuntamiento volvió a plantear la idea de establecer un Museo de Semana Santa y Arte Sacro, esta vez en la nueva iglesia del Arrabal. A pesar de los mismos inconvenientes que la ubicación anterior, incluyendo su distancia del circuito turístico de la ciudad y la renuencia a ceder las imágenes procesionales o incluso a hacer copias, y el mal estado del edificio que requería una intervención significativa, se realizaron mejoras en el templo. Sin embargo, el Ayuntamiento finalmente abandonó el proyecto. En 2008, se fundó la Hermandad de Penitencia de Nuestro Padre Jesús Despojado de sus Vestiduras y María Santísima de la Caridad y del Consuelo, que ha destacado por su labor social desde que se constituyó como pro-hermandad en 2007.

El 14 de octubre de 2016, se erigió la Hermandad Franciscana del Santísimo Cristo de la Humildad, con sede en el monasterio de la Purísima Concepción. Su primera salida penitencial se realizó el Sábado de Pasión de 2018 desde la iglesia de San Martín. El 16 de junio de 2019, el obispo Carlos López aprobó el Decreto de erección canónica de la Real y Pontificia Archicofradía Sacramental de María Santísima Madre de Dios del Rosario, nazarenos de Nuestro Padre Jesús de la Redención en la Institución de la Sagrada Eucaristía, María Santísima del Dulce Nombre, San Juan Evangelista y San Pío V, con orígenes en el siglo XVI como hermandad de gloria y reorganizada en 2009, con sede en el convento de San Esteban.

En 2020, debido a la pandemia de coronavirus en España, se cancelaron todos los actos programados y las procesiones, una situación que no se había producido desde 1937.

Propuestas para la reconfiguración de la Semana Santa

La Procesión General del Santo Entierro enfrentaba desafíos significativos debido a su duración de más de seis horas en la calle y al hecho de estar compuesta por cuatro cofradías, que además debían dividir sus cortejos para intercalar en orden cronológico los doce pasos que aportaban, en su mayoría grupos escultóricos. Era común que hubiera parones y cortes entre los pasos y tramos de las cofradías, lo que hacía la procesión larga y pesada, terminando en sus templos pasada la medianoche. Ante esta situación, la Cofradía de la Vera Cruz decidió en 2006 desfilar sola la tarde del Viernes Santo, lo que suponía la disolución de la Procesión General. Esto generó un conflicto con el resto de cofradías que participaban en la procesión (Nazareno, Rescatado y Oración en el Huerto), que fue resuelto por el Obispado manteniendo la unidad del desfile de la tarde del Viernes Santo, que estaría organizado por la Junta de Cofradías y la Vera Cruz.

En 2013, fue la Junta de Cofradías quien tomó la iniciativa para reestructurar las procesiones de los días centrales de la Semana Santa. En primer lugar, decidió retirarse de la organización del Acto del Descendimiento y la Procesión del Resucitado, que pasaron a ser nuevamente competencia exclusiva de la Cofradía de la Vera Cruz. Debido a los problemas de su organización, también decidió disolver la Procesión General del Santo Entierro. En su lugar, se celebrarían cuatro desfiles independientes en la tarde del Viernes Santo, que compartirían el recorrido tradicional común desde la Plaza de las Agustinas hasta la Plaza Mayor, pasando por Compañía y la Rúa. La aparición de la lluvia obligó a suspender desfiles y acortar recorridos, por lo que su celebración se vio deslucida.»

“Para 2014 y los años siguientes, la Junta propuso a las cofradías que habían formado parte de la Procesión General, con el objetivo de agilizar la tarde del Viernes Santo y ajustar la salida de los desfiles a un guion más litúrgico. Con la idea de que, una vez implementados los cambios, se podrían estudiar modificaciones similares en los desfiles del resto de los días, para lograr una reorganización completa de la Semana Santa. Se propuso que la Cofradía de la Oración en el Huerto desfilase la noche del Jueves Santo cerrando el día; la Congregación de Jesús Nazareno desfilaría la mañana del Viernes Santo; la Vera Cruz celebraría el Acto del Descendimiento en la tarde del Viernes Santo, que tendría su continuación en la Procesión del Santo Entierro con los siete pasos de la cofradía; para la Congregación del Rescatado se proponía mantener la salida en la tarde del Viernes Santo, con un itinerario totalmente diferente al de la Vera Cruz. Estas propuestas fueron estudiadas por las cofradías afectadas, ya que sus órganos de gobierno tenían la potestad para modificar los horarios e itinerarios de sus desfiles. La Cofradía de la Vera Cruz fue la primera en considerar los cambios propuestos por la Junta de Cofradías y el 26 de octubre de 2013 aprobó el traslado de la celebración del Acto del Descendimiento a la tarde del Viernes Santo para continuar con la Procesión del Santo Entierro, recuperando la estructura que tenían estos actos en su fundación en 1615. Por su parte, la junta general de la Congregación de Jesús Rescatado acordó un cambio de recorrido para la tarde del Viernes Santo incluyendo como novedad realizar estación de penitencia en la Catedral Nueva. El rechazo del Huerto y Nazareno a cambiar sus salidas procesionales obligó a continuar con las negociaciones. Finalmente, las cofradías acordaron mantener los cuatro desfiles independientes y el Descendimiento en la jornada de tarde, contando con la aprobación del Obispado.

La Junta de Semana Santa ha continuado trabajando en el proyecto de ubicar los desfiles de las diferentes cofradías en los días que más se ajustan a la liturgia de la jornada. La presentación de este proyecto al nuevo obispo de la Diócesis, José Luis Retana, está pendiente. En 2022, la Junta y las cofradías de la tarde del Viernes Santo acordaron establecer un recorrido conjunto para las procesiones de esa jornada, en un esfuerzo por organizar y evitar demoras en los cruces de los diferentes itinerarios, priorizando las necesidades y la logística de las cofradías sobre el orden litúrgico. La Procesión del Santo Entierro de la Vera Cruz entra primero, seguida por Huerto, Nazareno y Rescatado. El recorrido conjunto comienza en las plazas de Juan XXIII y Anaya, pasando las cuatro cofradías junto a la Catedral y continuando por la Rúa Mayor.

El cambio que sí se ha producido progresivamente y de manera natural ha sido dejar la Plaza Mayor como escenario central de las procesiones en favor de la Catedral. Este proceso comenzó en 2006 cuando la Vera Cruz decidió cambiar su procesión del lunes, eliminando el paso por la Plaza y haciendo estación de penitencia en la Catedral. Hasta ese momento, la Hermandad del Amor y de la Paz era la única que entraba en el templo catedralicio, desde 1982, aparte de las cofradías que tenían allí su sede. En 2012, con su primera procesión, la Hermandad de Jesús Despojado comenzó a hacer también estación en el templo, y hasta 2019 no decidió incluir también el paso por la Plaza en su itinerario. Desde 2013, el acto de El Encuentro, que desde 2003 se realizaba en la Plaza Mayor, se celebra en el atrio catedralicio. En 2014, la Congregación del Rescatado comenzó a hacer también entrada en la Catedral. En 2017, la Hermandad Dominicana recuperó la estación de penitencia en la seo, como hacía en sus orígenes. En 2018, las cofradías del Yacente, Vía Crucis y Rescatado decidieron no pasar por la Plaza Mayor. En 2022, las hermandades del Perdón y Vía Crucis eligieron la Catedral como punto de partida para sus desfiles y la Seráfica Hermandad también decidió realizar su estación de penitencia allí. A partir de 2022, la Archicofradía del Rosario también realiza su estación de penitencia en la Catedral, sin pasar por la Plaza.

Gastronomía

Durante la Semana Santa en Salamanca, una de las tradiciones culinarias es “comer los limones”, un plato típico de Jueves y Viernes Santo. Este plato es una ensalada robusta hecha con verduras, huevo cocido, limón, naranja, vinagre y pescado en escabeche. Su origen se remonta a los desayunos compartidos entre hermanos asociados al paso de la Oración en el Huerto, quienes eran tradicionalmente hortelanos, de ahí que los ingredientes del plato provengan del huerto. Es común que muchas hermandades y la Universidad ofrezcan a sus hermanos o invitados desayunos o refrigerios a base de chocolate con churros después de la procesión y los oficios. Otra costumbre es que los niños comen barquillos, obleas y pirulís de caramelo mientras esperan el paso de la procesión, que suele estar precedida por el barquillero. Al igual que en muchas otras regiones, las torrijas y los pestiños, hechos con harina, huevo, miel y canela, son típicos de estas festividades.

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