Semana Santa en Jumilla
Murcia
De Interés Turístico Internacional
Historia
La celebración de la Semana Santa en Jumilla ha sido reconocida como de Interés Turístico Nacional desde el 26 de noviembre de 2003 y también ha sido galardonada con la Medalla de Oro de la Región de Murcia el 9 de junio de 2000. Posteriormente en el año 2019 fue declarada de Interés Turístico Internacional. Esta festividad es la más destacada en Jumilla, conocida por su rica expresión artística, vibrante colorido, fervor religioso, entusiasmo y una tradición que se remonta a seis siglos de desfiles procesionales.
Se sabe que el 18 de abril de 1411, Santo Dominico predicó en Jumilla. Las predicaciones de San Vicente Ferrer, un santo valenciano nacido en Ferrara en 1350, tuvieron un gran impacto religioso y social en muchos pueblos. Fue después de sus sermones que Jumilla comenzó a conmemorar las procesiones, basándose en las enseñanzas de San Vicente. Como resultado de esto, se fundó la Cofradía de Nuestra Señora del Rosario, que se encargaría de organizar y establecer la procesión penitencial del Jueves Santo por la noche, que recorrería las sinuosas calles de la pequeña villa de Jumilla, aún resguardada por las murallas de su castillo.
En 1511, el Concejo ya asignaba fondos para la celebración de la Procesión del Jueves Santo. También comenzaron las celebraciones y recorridos penitenciales del Vía Crucis, promovidos principalmente por los franciscanos y dominicos alrededor de las iglesias. En 1521, antes de la llegada de la Orden Franciscana a Jumilla, ya se celebraba la procesión del Domingo de Ramos y la bendición de las palmas. En 1578, ya existía en Jumilla la Cofradía del Santo Nombre de Jesús y en 1609, el Padre Lobo, un franciscano del Convento de las Llagas de San Francisco, fundó la Hermandad de la Vera Cruz (actualmente la más antigua de las que desfilan en la Semana Santa de Jumilla) con la participación de “Empalados”, “Engrillados” y “Penitentes o Disciplinantes”. Al principio, en las procesiones participaban los habitantes del pueblo, el clero y las autoridades, pero en el siglo XVII comenzaron a participar masivamente los nazarenos o cofrades. Como dato orientativo, en 1641 la Cofradía del Rosario, encargada de la organización de la procesión de Jueves Santo, contaba con 540 cofrades, una cifra muy significativa teniendo en cuenta la población de Jumilla en aquellos años. En 1643, se menciona la imagen de la Virgen, el estandarte de la Procesión y el pendón de la Cofradía. Los nazarenos vestían con gran vistosidad sus túnicas, aunque al principio las cofradías estaban dedicadas a fomentar el culto de sus titulares, también participaban en otras actividades religiosas. En 1644, ya tenemos datos de la presencia de música en la procesión de Jueves Santo.
La Semana Santa en Jumilla experimentó un período de declive desde mediados del siglo XVIII hasta mediados del siglo XIX. Sin embargo, a partir de 1848, la Semana Santa en Jumilla comenzó a revitalizarse con la creación de nuevas hermandades que se unieron a la Vera Cruz y al Santo Sepulcro, siendo esta última la hermandad más antigua de la actual Semana Santa en Jumilla. Durante la mitad del siglo XIX, se formaron hermandades como la de Jesús Nazareno, el Cristo de la Columna, los Armaos, San Juan y la Soledad. A finales de ese siglo, se integraron las hermandades del Cristo de la Salud, la Verónica y la Magdalena. Además, durante el siglo XIX, surgieron en Jumilla otras hermandades, como las de San Pedro y la Virgen de las Angustias. Fue en este mismo año cuando se bajó por primera vez la talla de Francisco Salzillo, el Cristo Amarrado a la Columna, que se trasladó a Jumilla en romería para participar por primera vez en los desfiles de la Semana Santa. Esta bajada se realiza todos los Domingos de Ramos, desde el Monasterio de Santa Ana a Jumilla, a 7 km de distancia, y vuelve a subir en romería el segundo domingo de mayo.
Durante casi todos los días de esta semana, además de las procesiones, ocurren eventos significativos, como la representación pública del Prendimiento de Jesús, una popular obra sacra que data de finales del siglo XIX y que se escenifica el Miércoles Santo en la tradicional Plaza de Arriba, los pregones y los traslados de tronos e imágenes desde sus iglesias de origen al punto de partida de la procesión.
Los años cuarenta fueron cruciales para la recuperación definitiva de la Semana Santa, después de la guerra nacional que devastó nuestra Semana Mayor, ya que muchas de las hermandades y cofradías quedaron desechas, con la destrucción de sus imágenes titulares, lo que resultó en la pérdida de un valioso patrimonio de esculturas tan importantes como las de Salzillo, Roque López, Pinzao, Artos Tizón, Sánchez Araciel, Ignacio Vergara, entre otros.
La Semana Santa en Jumilla retoma su lugar en las calles en 1940, gracias a un esfuerzo extraordinario de las Hermandades, los empresarios y el Ayuntamiento, que en 1941 establece una Comisión Permanente de Fiestas compuesta por el alcalde, los dos párrocos de las iglesias, presidentes de hermandades, empresarios, profesores, escritores y entusiastas de la Semana Santa. Esta celebración se enriquece nuevamente con las mejores esculturas de los principales escultores nacionales de mediados del siglo XX y todo lo que se pudo rescatar de siglos anteriores.
La semana festiva comienza el Viernes de Dolores con el impresionante Vía Crucis, durante el cual las calles se transforman en grandes vitrinas con las imágenes de la Semana Santa; altares montados con arte y sentido popular e imágenes para ser contempladas de una manera diferente a como se verán cuando estén sobre los pasos.
Las procesiones de Jumilla inician el Domingo de Ramos, con la Procesión de las Palmas, que representa la entrada de Jesús y sus Apóstoles a Jerusalén llevando palmas y olivos, y de la cual tenemos constancia de su celebración desde 1521.
El Martes Santo, se celebra la Procesión del Silencio, en la que el Santísimo Cristo de la Vida y la Virgen de la Esperanza recorren las calles en un silencio solo interrumpido por los golpes del tambor.
El Miércoles Santo y Jueves Santo se celebran respectivamente la Procesión de Jesús Prendido, (siglo XIX) y la Procesión de la Amargura (siglo XV). Es notable la tarde del Jueves Santo, cuando las diversas hermandades, con su estandarte y banda de música, desfilan para visitar los sagrados monumentos ubicados en iglesias y capillas. Las mujeres con la tradicional teja y mantilla, y los hombres con la túnica de su hermandad. El Viernes Santo por la mañana se celebra la Procesión del Calvario (siglo XVII) y por la noche la Procesión del Santo Entierro (siglo XVII) en la que se ven muchos pies descalzos detrás de las imágenes, en su mayoría llevadas a hombros y muchas velas encendidas con sus luces temblando en la oscuridad.
Finalmente, llegamos al Domingo de Resurrección con la Procesión de Jesús Resucitado, al final de la cual viene el “Desfile” en el que se reparten cientos de kilos de caramelos, dando lugar a una “caramelada” entre los participantes y espectadores.
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