Aunque los orígenes exactos de la Semana Santa en Crevillent no están documentados, se sabe que poco después de la expulsión de los moriscos, se establecieron las primeras cofradías. Entre ellas, la cofradía de La Virgen de la Aurora y la Mayordomía del Santísimo Sacramento, ambas fundadas en el primer cuarto del siglo XVII, han perdurado hasta nuestros días.

Un evento crucial para nuestra Semana Santa fue la donación realizada por el Duque de Arcos, señor de la villa, en 1753. Donó una colina conocida en aquel entonces como Camposanto, con el propósito de que se construyera allí el Vía Crucis y se permitiera la celebración de algunas procesiones, incluyendo el Encuentro de La Dolorosa y el Santísimo Cristo.

Después de varios años de esfuerzo colectivo, el Vía Crucis fue finalmente erigido el 5 de febrero de 1768. Esta fecha se ha convertido en una de las más significativas en la historia de la Semana Santa de Crevillent.

La segunda mitad del siglo XIX marcó un período de florecimiento para la Celebración Pasional, con la adquisición de un gran número de imágenes o grupos procesionales, obras de Antonio Riudavets o Francisco Pérez Figueroa. Durante este tiempo, se formaron las primeras cofradías, que tenían un carácter gremial o familiar.

Sin embargo, los trágicos eventos de 1936, que sumieron a España en una lucha fratricida y anticlerical durante tres años, resultaron en la quema y destrucción de las imágenes procesionales que se encontraban en el templo parroquial Nuestra Señora de Belén (siglo XVIII-XIX) y en la Ermita de la Santísima Trinidad.

Como resultado de este conflicto civil, Crevillent perdió las imágenes procesionales del Ecce Homo (conocido popularmente como Pas del Balcó), Cristo de la Victoria, Nazareno, Virgen de los Dolores, Virgen de las Angustias, Virgen de la Soledad y Cristo Yacente.

A pesar de esto, los pasos que eran custodiados por varias familias lograron sobrevivir a los desmanes, gracias a su astucia. Estos pasos contribuyeron a la resurrección de la Semana Santa en la década de los años cuarenta del siglo pasado.

La década de 1940 marcó un período de esplendor para la Semana Santa de Crevillent, con la incorporación de nuevos pasos para realzar las procesiones. Gracias a la intervención de la familia Magro Espinosa, se introdujeron en la ciudad las obras de Mariano Benlliure, junto con las de otros renombrados escultores de la época como Carmelo Vicent, Juan García Talens, Fina Cuesta, Antonio Parera, Navas Parejo, entre otros. De esta manera, la Semana Santa quedó establecida tal y como la conocemos hoy.

El creciente auge de la Semana Santa llevó a la necesidad de crear una entidad que unificara todas las Cofradías y Hermandades, actuando como representante visible de las mismas ante cualquier institución. Así nació el Patronato de Semana Santa, que con el paso de las décadas se transformaría en Comisiones Municipales, Junta Local de Cofradías, Junta Gestora, hasta que en febrero de 1980 se aprobó el texto legal que daría origen a la actual Federación de Cofradías y Hermandades de la Semana Santa de Crevillent.

Con la creación de esta Federación, se constituirían las últimas cofradías, se establecerían los itinerarios y procesiones que perduran hasta el día de hoy y se alcanzarían logros significativos como la retransmisión de nuestras procesiones en TVE, la construcción y puesta en marcha de un Museo de Semana Santa y la obtención de la Declaración de Interés Turístico Nacional e Interés Turístico Internacional.