Semana Santa en Cieza

Murcia

De Interés Turístico Internacional

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La Semana Santa en Cieza se celebra entre el Viernes de Dolores y el Domingo de Resurrección, aunque los desfiles procesionales comienzan desde el inicio de la Cuaresma. La fecha exacta varía cada año, ya que se basa en el calendario astronómico y coincide con la primera luna llena después del equinoccio de primavera.

Esta festividad coincide con el inicio de la primavera, lo que añade un atractivo paisajístico a la celebración gracias a la floración en la vega de Cieza. Durante este periodo, se organizan diversas actividades turísticas y culturales.

Además de las celebraciones durante la Semana Santa, se realizan actividades cofrades a lo largo de todo el año, incluyendo participación en otras festividades locales. La Junta de Hermandades Pasionarias publica anualmente un folleto detallado con todas las actividades relacionadas con la Semana Santa.

Historia: origen

Durante las sermones de San Vicente Ferrer en Cieza en 1411, se sentaron las bases para la creación de la primera Cofradía de la localidad, asociada a las festividades de la Semana Santa: la Cofradía de la Sangre de Cristo, que posiblemente comenzó como una Cofradía de flagelantes. Esta antigua cofradía fue documentada por orden de Felipe II por el Bachiller Alonso Marín y Mena en 1579 en su “Descripción y Relación de la Villa de Cieza”. Según su relato, fechado el 25 de marzo de 1579, existían tres cofradías en la villa: una dedicada al Apóstol San Bartolomé, otra a la Sangre de Cristo, y una tercera al Dulce y Santísimo Nombre de Jesús. Este testimonio confirma que estas cofradías estuvieron activas durante todo el siglo XVI, como se evidencia en los legados y testamentos de la época.

Historia: siglo XVII

En 1614, se erigió la Ermita del Santísimo Cristo del Calvario (hoy conocida como del Santísimo Cristo del Consuelo) en un montículo fuera de los muros de la ciudad, sobre un antiguo humilladero. Para esta ermita, se encargó una imagen de Cristo crucificado y se comenzó a construir las estaciones de un viacrucis en la ladera del montículo. Impulsado por los Franciscanos, se realizaba un Vía Crucis con la mencionada imagen desde la madrugada del Jueves Santo hasta el Viernes Santo, una tradición que se mantuvo hasta finales del siglo XIX.

A principios del siglo XVII, la Cofradía de la Sangre de Cristo asumió el protagonismo de las primeras Procesiones de Cieza. Desde entonces, contó con una imagen de Cristo crucificado, a la que se sumaron un Nazareno con la cruz a cuestas y una Virgen de la Soledad a medida que avanzaba el siglo. Estas imágenes protagonizaron las Procesiones de Jueves Santo por la tarde-noche y Viernes Santo por la mañana, en las que el mencionado Nazareno desfilaba respectivamente prendido y con la cruz a cuestas.

Tras establecerse en la Ermita de San Sebastián a finales del siglo, los Franciscanos contribuyeron a la continuidad de la Procesión del Santo Entierro la tarde del Viernes Santo, trasladando la mencionada imagen de Cristo crucificado y una imagen enlutada de la Virgen (Nuestra Señora de la Soledad) a la iglesia parroquial. Se documenta que la Cofradía protagonizaba en la tarde-noche de este día el Acto del Descendimiento y la Procesión del Santo Entierro con una imagen de Cristo muerto colocada en una urna, acompañada de la mencionada Virgen.

En 1692, la Cofradía de Jesús Nazareno y la Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad, ambas separadas de la Cofradía de la Sangre, solicitaron sus propias constituciones, permaneciendo vinculadas en sus rituales hasta principios del siglo XX. Este hecho marcó un hito en la historia de la Semana Santa de Cieza, ya que reflejó el deseo de la nobleza local de distanciarse de una cofradía compuesta principalmente por artesanos y de reafirmar su estatus social privilegiado.

Además, la recién formada Cofradía de Jesús incorporó a la antigua Cofradía del Dulce y Santísimo Nombre de Jesús, de carácter devocional. Esto es evidente ya que incluso en el siglo XX, la Cofradía de Jesús organizaba y financiaba la Función del Dulce Nombre de Jesús.

Un acta capitular de 1693 revela cómo se establecieron los Desfiles Procesionales a finales del siglo XVII. La villa tenía la costumbre y devoción de asistir a varias fiestas y Procesiones generales. La Procesión de Jueves Santo se celebraba en la tarde-noche de ese día con la participación de las imágenes de Jesús Nazareno y Nuestra Señora de la Soledad. La Procesión de Viernes Santo no se refería al Vía Crucis de la madrugada, sino a las dos Procesiones que tenían lugar ese día: una por la mañana, que era una repetición de la de Jueves Santo, a la que probablemente se sumaba el Crucificado de la Cofradía de la Sangre; y la otra, la del Santo Entierro, en la tarde-noche.

Finalmente, también tenemos constancia en este siglo de la celebración, la mañana del Domingo de Resurrección, de otra Procesión, antecedente de la actual del Resucitado.

Historia: siglo XVIII

El nuevo siglo presenciará cambios e innovaciones significativas. Entre ellos, se encuentran las primeras referencias documentales a la veneración del Santísimo Cristo del Consuelo, conocido como Cristo del Calvario desde su llegada a Cieza en 1612. Esta imagen, que fue destruida durante la Guerra Civil y posteriormente reemplazada por otra de la misma época y factura, contará con su propia capilla en la iglesia parroquial, a la que se traslada frecuentemente en rogativa desde su ermita.

Por otro lado, la Cofradía de la Sangre irá desvaneciéndose hasta desaparecer a mediados de siglo. Su imagen titular, si coincide con la imagen documentada del Cristo de la Misericordia, continuará participando en los Desfiles Procesionales hasta finales del siglo XIX. A partir de entonces, la Cofradía de Jesús Nazareno se encargará del Paso de la Urna, conocido popularmente como la Cama de Cristo, que tiene lugar en la Procesión del Santo Entierro. Además, según el cronista y periodista murciano Carlos Valcárcel, este siglo verá el nacimiento del Acto del Prendimiento, probablemente vinculado a la Procesión de Jueves Santo en aquel entonces.

En 1724 se fundó la Cofradía de San Pedro, que inicialmente se dedicaba al culto y celebración de la fiesta del Santo, y cuyo ingreso se permitía sólo al clero en esta primera época.

El primer Libro de Actas conservado de la Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad, que data de 1730, evidencia que a mediados de ese siglo se celebraba la Procesión de Jesús Resucitado el Domingo de Resurrección. En esta procesión, la Cofradía desfilaba con su imagen titular junto a una imagen de Jesús Resucitado, que sabemos que en el siguiente siglo se veneraba en la capilla del Santísimo de la iglesia parroquial.

Un acta de la Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad revela que en 1767 se realizaban cuatro Procesiones: una en la tarde-noche del Jueves Santo; dos el Viernes Santo, una por la mañana y otra por la tarde-noche; y la última en la mañana del Domingo de Resurrección.

Además, a finales de ese siglo, se comenzó a celebrar el Sermón de Agonía a las tres de la tarde, una tradición que continuó ininterrumpidamente hasta su abolición a principios de la década de 1940. Durante ese breve período, se intentó establecer el Sermón de las Siete Palabras, y la Función pasó a llamarse Oratorio de Agonía y Sermón de las Siete Palabras.

De manera similar, desde 1785, la Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad promovió el Sermón de Soledad al final de la Procesión del Santo Entierro, una tradición que perduró hasta el último tercio del siglo XX y de la que hoy se conserva un ligero vestigio.

Finalmente, un censo realizado a finales del siglo XVIII, tras el Decreto del Conde de Aranda, confirmó la existencia y legalidad en Cieza de dos Cofradías pasionarias: Jesús y Soledad, además de otras como la de Ánimas o la del Santísimo, que no participaban en las Procesiones.

Historia: siglo XIX

Durante el primer tercio del siglo XIX, la Semana Santa de Cieza experimentó un estancamiento debido a factores como la Guerra de la Independencia en 1808 y varias epidemias. A medida que avanzaba el siglo, otros factores como la supresión de algunas órdenes religiosas y la expansión del liberalismo contribuyeron a un cierto abandono de las tradiciones cofrades.

Para remediar esta situación, las familias burguesas locales asumieron la responsabilidad de conservar los patrimonios de las Cofradías, dando lugar a las Camarerías y Mayordomías. Estas instituciones, que florecieron a finales del siglo XIX, asumieron los costos asociados con el mantenimiento y la creación de nuevos Pasos, y jugaron un papel crucial en el resurgimiento de la Semana Santa en el último tercio del siglo XIX.

Durante este período, las familias acomodadas de la localidad emprendieron la realización de nuevos Pasos y fomentaron la creación de nuevas Cofradías o la reorganización de las existentes, lo que contribuyó a revitalizar las celebraciones de la Semana Santa.

El siglo XIX presenció la consolidación del Acto del Prendimiento, que se celebra independientemente de la Procesión de Jueves Santo, que a su vez se configura como Procesión General. Además, surgió un hecho característico de la Semana Santa de Cieza, la Traída de los Santos, como preámbulo de la Procesión General.

Hacia el final del siglo, los desfiles se estructuraron en torno al Miércoles Santo (Prendimiento), Jueves Santo (Procesión General), Viernes Santo en la mañana (Procesión del Penitente o de las Cruces), Viernes Santo en la tarde (Procesión del Santo Entierro) y Domingo de Resurrección (Procesión del Resucitado).

La Semana Santa de Cieza también incluye una fecha que las Bandas de Cornetas y Tambores han hecho suya: el Viernes de Dolores. Desde el siglo XIX, la Hermandad de la Convocatoria, los populares “Armaos”, tocaban sus cornetas y tambores en vísperas de la Semana de Pasión. Con el paso del tiempo, la noche del Viernes de Dolores se reservó para que los Armaos y las Bandas de las otras Cofradías mostraran a los vecinos de Cieza las marchas que habían estado ensayando durante todo el año.

Historia: siglos XX y XXI

Los primeros años del nuevo siglo vieron el nacimiento de la Junta Permanente de Procesiones en 1914, ahora conocida como Junta de Hermandades Pasionarias, debido a las circunstancias socioeconómicas de la época. También se crearon las Cofradías del Santísimo Cristo de la Agonía y del Santísimo Cristo del Consuelo, y se fortalecieron los lazos con los Pasos que no tenían su propia Cofradía.

La Guerra Civil llevó a la desarticulación de las Cofradías, que perdieron una parte esencial de su patrimonio. Tras la guerra, las Cofradías sufrieron una transformación considerable y aumentó su número, dando lugar a la diversidad que persiste hoy en día.

A lo largo de estos seis siglos, las Cofradías han acumulado un valioso patrimonio sociocultural, que se ha incrementado notablemente en cantidad y calidad en el último tercio del siglo XX. Esto se evidencia en las nuevas Procesiones y Pasos que se han añadido, así como en los esfuerzos constantes para restaurar y conservar este patrimonio. Las Cofradías organizan cultos, actos, publicaciones y actividades durante todo el año, lo que constituye una gran parte de la oferta sociocultural y de ocio de la ciudad.

Rasgos característicos

La Semana Santa es una celebración extendida en toda España, pero la de Cieza tiene características propias que la distinguen:

  • Organización de las Cofradías: A diferencia de la mayoría de las localidades, donde cada Cofradía organiza un desfile individual, en Cieza, la mayoría de las Cofradías participan en varias Procesiones, incluso hasta seis veces en algunos casos. En estas Procesiones, diferentes Cofradías desfilan juntas siguiendo el mismo itinerario para narrar episodios de la Pasión de Cristo.
  • El “paso ciezano”: La forma en que los anderos llevan los Pasos al ritmo de las marchas procesionales es esencial en la Semana Santa ciezana. Ya sean marchas fúnebres o composiciones para desfiles festivos, el andero ciezano ha elevado tanto el paso lento como el ordinario a la categoría de arte, otorgando a los tronos e imágenes una elegancia y solemnidad llenas de belleza y armonía. Un momento destacado es el “baile de los Santos” en la Procesión del Resucitado la mañana del Domingo de Resurrección. Además, Cieza conserva una tradición sorprendente: el traslado en la tarde del Viernes Santo del Paso El Santo Sepulcro a paso ordinario al ritmo de los pasodobles titulares de la Cofradía.
  • La música: La Semana Santa de Cieza está íntimamente ligada a la música, con 98 composiciones originales que forman un patrimonio cultural inmaterial de primer orden. Estas obras, escritas por compositores locales y foráneos, son esenciales para las procesiones.
  • El patrimonio escultórico: Tras la Guerra Civil, Cieza aprovechó la oportunidad para reconstruir su patrimonio con obras de extraordinaria calidad escultórica. Los visitantes pueden admirar una muestra incomparable de los mejores artistas escultóricos de los últimos cien años.
  • Elementos patrimoniales autóctonos: Gran parte del componente artístico de la Semana Santa de Cieza es obra de los propios ciezanos. Destaca la obra de Manuel Juan Carrillo Marco, un creador que logró importantes éxitos en el terreno de la imaginería. En la actualidad, la labor del escultor e imaginero ciezano Antonio Jesús Yuste Navarro es ampliamente reconocida. En cuanto al vestuario, es destacable el atuendo tradicional de los cofrades, rematado por el singular gorro de moco. Las labores ornamentales de orfebrería, realizadas por los talleres ciezanos de la familia Penalva, son también un elemento patrimonial importante.
  • La Semana Santa de Cieza se distingue por su singularidad, con cuatro momentos únicos que la diferencian de otras celebraciones nacionales. Estos son el Prendimiento en la noche del Martes Santo, la Procesión del Descenso de Cristo a los Infiernos en la madrugada del Viernes al Sábado Santo, la Procesión de los Tercios Infantiles en la tarde del Sábado Santo y la Cortesía en el Domingo de Resurrección. Estos eventos inolvidables son esenciales en cualquier mención de la Semana Santa de Cieza.

Las cofradías en la calle

Las Cofradías, agrupadas en la Junta de Hermandades Pasionarias, son las encargadas de organizar e integrar los actos principales de la Fiesta, que son las Procesiones. Cada Cofradía se organiza en la calle de una manera específica, proporcionando estructura a las Procesiones.

Aunque hay Procesiones en las que desfila una sola imagen, la esencia de la Semana Santa de Cieza reside en las grandes Procesiones en las que varias Cofradías participan en un único desfile para narrar la Pasión de Cristo, cada una ocupando su lugar según la cronología de los pasajes evangélicos.

Cada Cofradía, ya sea desfilando en solitario o como parte de un cortejo más largo, está organizada de una manera particular en la Procesión.

La estructura de las Procesiones de la Semana Santa en Cieza se organiza de la siguiente manera:

  • Guion o Cruz de Guía: Lidera el desfile de la Cofradía, ubicándose en el lugar que corresponde al pasaje evangélico representado por el Paso que procesiona.
  • Tercio Infantil: Desfila detrás del guion de la Cofradía, vistiendo su túnica. Son conocidos popularmente como “la remolacha” y participan en la mayoría de las Cofradías.
  • Estandarte de la Cofradía: Muestra el emblema o escudo de la Cofradía, decorado ricamente con sedas, bordados o brocados.
  • Faroles de Tercio: Desfilan a ambos lados del estandarte, elaborados con materiales nobles y terminados en delicadas filigranas de orfebrería.
  • Tercio de Nazarenos/as: Desfilan en dos hileras alumbrantes, vestidos con la túnica de la Cofradía y con el rostro cubierto. En la Procesión de los Penitentes, algunas Cofradías reemplazan el báculo por una cruz de madera.
  • Tercios de Lloronas/es y Manolas/os: Sustituyen la túnica Cofrade por los atuendos propios del luto español. Pertenecen a diferentes Cofradías y desfilan en varias Procesiones.
  • Tercio de Anderos/as: Son los responsables de llevar el trono con la Imagen o el grupo escultórico que compone el Paso. Su forma de marcar el paso, al ritmo de la música o del tambor, es esencial para la puesta en escena de las Procesiones.
  • El Paso, llevado en andas, consta de dos elementos principales: el trono y la Imagen o grupo escultórico. El trono, generalmente hecho de madera tallada con acabados nobles, está diseñado para realzar y ornamentar la Imagen o grupo. Las Imágenes, realizadas en madera policromada, son el elemento patrimonial esencial de la Procesión y desempeñan el papel principal en la narración evangélica. El arreglo del Paso incluye principalmente flores y la iluminación, que puede ser natural (cera), artificial o una combinación de ambas.
  • La presencia de la Cofradía en la calle culmina con la Banda de música, Agrupación o Banda de cornetas y tambores detrás del Trono, contratadas para acompañar su desfile con las piezas apropiadas para el Paso y la Procesión. La única excepción es la Cofradía de Ánimas, cuyo Paso desfila sin Banda de Música.
  • Esta estructura no se aplica al Tercio Romano del Santo Sepulcro, que tiene su propia organización: guion, cohorte de insignias, Banda de música y las distintas cohortes, ya que siempre sigue al Paso de otra Cofradía.
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